ERC gana en Barcelona y…
Ernest Maragall ha tenido una larga trayectoria política: su paso por la ‘Conselleria d’Educació’ nos muestra su voluntad de cambiar las cosas
Como ya ocurrió en las anteriores elecciones, el alcalde de Barcelona gobernará una ciudad de más de un millón y medio de habitantes, realizando una gestión política que influirá en el área metropolitana, que engloba a más de cuatro millones y medio de habitantes, con tan sólo 155.559 votos.
Dicho de otro modo, como ya lo hiciera en su momento Ada Colau, Ernest Maragall puede gobernar, veremos hasta donde nos llevan los pactos, Barcelona con tan solo 155.559 votos, un número muy poco representativo de la ciudadanía.
Las Olimpiadas de Barcelona celebradas durante el gobierno de Pasqual Maragall supusieron para Barcelona el impulso definitivo para mostrar todo su potencial
La victoria/gobierno de Maragall será la constatación de que la saga Maragall ha determinado los pasos de Barcelona, en un periodo que se extiende a más de un siglo, tanto desde el punto simbólico, como cultural y político.
Joan Maragall orientó su talento poético a indagar en la Barcelona soñada y política. Para ver su temperamento y su temperatura espiritual es necesario recuperar su artículo La ciudad del ensueño publicado en 1908, donde el poeta dice: “hoy puedo decir que he sido ciudadano del ensueño, porque a mi ciudad la he visto entre su pasado y su porvenir” y proclama, hacia el final de artículo: «¿Barcelona se ha vuelto loca?»
Esto sólo puede decirlo el éxito y la derrota; y el éxito o la derrota están en nuestras manos. Lo que mañana se diga, que hemos sido locos o héroes, depende de nosotros mismos. Este pensamiento nos basta para, si hay que sucumbir, sucumbir al menos como héroes, y así serlo de todos modos”. El poeta parece querer advertirnos que solo es posible saborear la cordura tras momentos de aparente locura, que son los que nos abrirán la puerta del éxito y el genio.
Las Olimpiadas de Barcelona celebradas durante el gobierno de Pasqual Maragall supusieron para Barcelona el impulso definitivo para mostrar todo su potencial como ciudad cosmopolita, abierta, moderna. Eran los años noventa.
Entonces, la ciudad se construía con la pericia de arquitectos como Piñón y Vilaplana, Enric Miralles, Pepe Llinás, Óscar Tusquets o Lluis Clotet; Vinçon dictaba el gusto de los barceloneses; la boutique Groc, de Antonio Miró, vestía a la burguesía catalana y Tito, el peluquero, cortaba el pelo a los que transitaban la noche del Bar Marcel, el Universal, el Metropol y Distrito Distinto, no sin antes dejarse caer un rato, por puro contraste, por el Up&Down.
Ernest Maragall ha tenido una larga travesía política. Recordar su paso por la Conselleria d’Educació donde impulsó la digitalización en las escuelas y peleó hasta la extenuación para aprobar la ley de educación, política social y deporte, nos permite observar su férrea voluntad de cambiar cosas y renovarlas.
El proyecto Ernest Maragall
El largo camino realizado por la saga Maragall nos lleva a constatar que su legislatura probablemente empiece siendo definida por ERC y acabe siendo el proyecto personal de ciudad de Maragall para Barcelona.
La consolidación de su posición como alcalde de Barcelona no sólo depende del apoyo de los ciudadanos que lo votaron, sino también de cómo quede establecido el liderazgo en la Diputación de Barcelona, la AMB, el área metropolitana de Barcelona o la investidura de Pedro Sánchez, entre otros aspectos que se deben afrontar para fijar sólidas bases que garanticen una gestión global de Barcelona que trascienda a su territorio.
Una mala gestión de estos factores por parte de ERC puede llevar a trastocar la ajustada victoria de Maragall en Barcelona, dejando abiertas a otras opciones.