Episodios Nacionales: JxCat 

En la disputa por el liderazgo de JxCat entre Laura Borràs y Jordi Turull va creciendo poco a poco el nombre de Jaume Giró, a quien ya muchos ven como una voz más sosegada que permitiría construir un "procesismo" más práctico o concreto

Es cierto que, muy poco a poco y con mesura, lo del ‘procés’ va perdiendo fuelle. Sería un error pensar que se ha acabado y que es un tema solucionado para el futuro. No. Nada más lejos de la realidad. Pero es cierto que la tensión continuada de los últimos años ha desaparecido y los incendios sólo van por barrios. O por partidos. 

La polémica del Pegasus pareció patrocinada para dar un halo de fuerza a la maquina más hiperventilada. Fue gestionada con diferencias muy evidentes. Los de ERC para hacerse valer y poner al Gobierno es una situación desagradable y los de JxCat para repetir los mensajes de los últimos años, insistentes y repetitivos, fundamentados en que España es una país defectuoso y poco democrático. 

Pero comienza una nueva semana y, tal y como estaba previsto con destitución o sustitución, el CNI está gobernado por otra mujer, funcionaria desde hace mucho tiempo y del equipo cercano a la ministra Robles. O sea, como ya contamos, más o menos lo mismo. 

Así que la fiesta ‘indepe’ la tenemos que trasladar a los cuarteles de cada partido, y sobre todo al de JxCat donde en estos momentos siguen dedicados en organizar un congreso. 

En la disputa entre Laura Borràs y Jordi Turrull, los dos líderes llamados a mandar en el partido, los que juegan a demostrar que el supuesto entente esconde muchas heridas mal cerradas, aunque sean invalidados de entrada, el tiempo los pondrá en su lugar. 

No hay que olvidar que, aunque Laura Borràs sea presidenta del Parlament, sigue estando acusada por los delitos de malversación, prevaricación, falsedad documental y fraude a la administración, durante la época que estuvo al frente de la Institució de les Lletres Catalanes, cuyo caso está ahora de vuelta en el Tribunal Superior de Justicia de Cataluña

¿Qué significa? Que lo más probable es que dentro de muy poco sea inhabilitada. Las consecuencias, que serán lentas en lo público, aunque automáticas en lo judicial, tendrán la habitual lluvia declarativa y utilización de a río revuelto, ganancia de pescadores. 

Claro que en este caso no será tan claro discernir quien puede ganar más. Por una lado, la campaña de victimismo de los independentistas ya está hasta decidida. Agitación en las redes, alguna manifestación evidente, denuncia del linchamiento que supuestamente recibirá la dirigente de JxCat y alguna situación más. Todo en pro de lo siempre. 

La otra consecuencia es más complicada de visualizar y es difícil anticiparse a conocer los pasos que puedan dar. Borràs no está bien vista entre la dirección del partido. La militancia la adora y les hace pasar ratos perfectos. Sin embargo, muchos no se la creen a pies juntillas. 

El presidente del Senado, Ander Gil (d), acompañado por la presidenta del Parlament de Cataluña, Laura Borràs (i), durante su visita al hemiciclo de la sede de la cámara catalana. EFE/Quique Garcia

Su llegada decidida a la presidencia del partido, junto a Jordi Turull decíamos, bien podría ser una operación encargada a dilapidar el caudal emocional que siempre maneja el independentismo más de acción, para dejar paso a un tipo de ‘procesismo’ más practico o concreto, útil y económico que estaría liderado por el conseller de Economía actual, Jaume Giró. Por supuesto, de cara a las próximas elecciones catalanas, en febrero de 2025, si no se avanzan. 

Los que conocen la figura de Giró saben que no es una tontería y que su silencio entre bambalinas muestra un camino que, no sólo él, también otros tienen en la cabeza. Sosegar la acción política independentista lejos de Puigdemont, fugados, Borràs y otros fuegos de artificio tiene una utilidad para concretar un “volver a empezar”. 

Sobre esto último, nadie puede cerrar los ojos. Todo va dirigido a organizarlo otra vez, con mejor criterio y más paciencia. Los hechos evidencian la imposibilidad de utilizar sólo 18 meses para construir un nuevo Estado. Fue aquella declaración de Puigdemont tras ser proclamado President de la Generalitat, y que se la sigue comiendo desde Waterloo. No existe república que se forme de forma tan rápida, ni con rusos aguardando. 

Habrá que tomárselo como unos Episodios Nacionales, a lo Pérez Galdós. Esas 46 novelas históricas que explican uno de los siglos más interesantes para España, el XIX, y que en Cataluña siempre alguien pretende borrar.