Entre feminismos anda el juego
Son demasiados los consejos de administración que buscan encarecidamente un perfil femenino para estar a la par de los tiempos. Y siempre aparece la misma disyuntiva. ¿Nos dejamos llevar por lo políticamente correcto o por la excelencia?
Asistimos a una competición de feminismos entre los socios de Gobierno. No es el primero. Lo cierto es que en los últimos meses parecen compartir pocas cosas. Y no sólo es que las elecciones municipales, autonómicas, primero, y las generales, después, estén cerca. No es sólo eso. De hecho, ya lo vaticinó el propio presidente Pedro Sánchez: “si cogobernara con los de Podemos no podría conciliar el sueño”. Pues dos tazas. Qué mala es la memoria.
Por ello, y más cuando el 8-M está cerca, las tensiones entre estos partidos coaligados no pueden extrañar a nadie. Cierto es que parece ridículo, pero ya no sabe uno qué pensar. Es posible que las tiranteces sean sinceras o estén sustentadas en la típica teatralidad política. En todo caso, los argumentos que se expresan para tomar distancias son bien extraños.
Por ejemplo, la propuesta de Pedro Sánchez anunciada este fin de semana, seguramente guardada con celo para que fuera esparcida durante el sábado y el domingo anterior a la movilización feminista del día morado, resumida en obligar por ley a la presencia paritaria de hombres y mujeres en los consejos de administración y en el propio Gobierno, suena a gesticulación.
El problema es que no siempre se puede
No sé ustedes, pero yo la veo una decisión anticuada. La intención de la mayoría de grandes empresas o de instituciones públicas ya persiguen desde hace bastantes años esa igualdad representativa. El problema es que no siempre se puede. Tendrán que pasar unos cuantos años para que se logre un porcentaje óptimo y lógico. Son demasiados los consejos de administración que buscan encarecidamente un perfil femenino para estar a la par de los tiempos. Y siempre aparece la misma disyuntiva. ¿Nos dejamos llevar por lo políticamente correcto o por la excelencia?
Otra cuestión es que, puestos a elegir igualdad, se opte por la mujer en contra del hombre. Pero esta situación también genera cierta injusticia. Porque la decisión cae, al final, en la mujer, por su género y no por su inteligencia. Y eso también es injusto.
El debate es antiguo y tiene muchas aristas. ¿Y por qué no un Consejo de ministros con un porcentaje superior de mujeres? ¿Y por qué no consejos donde el número de mujeres sea el cien por cien? ¿Y para cuándo una presidenta del Gobierno? ¿Y por qué no le gusta la propuesta a Podemos que el sábado se salió por la tangente de Pedro Sánchez y machacó con su ley del “si es sí”?
A poco del arranque de la campaña electoral de municipales y autonómicas, los fines de semana se convierten en reuniones donde se destilan titulares que, o son reiterativos o simplemente tienen poco recorrido. Ya tiene poco sentido que el PSOE y Podemos se enfrenten a posturas supuestamente feministas. Que ya saben que el PP también tiene las suyas. Y es que esto del feminismo hace tiempo que va por barrios.