Entre Antonio Baños y La Vanguardia lo mandan a toriles
Todavía estoy digiriendo, desde la hora temprana del desayuno, el editorial de La Vanguardia. Le ha dado un palo al president en funciones como no recuerdo. Algo está cambiando. Aunque alguno de mis gurús catalanes me han hecho reflexionar que es más duro en las formas que en el fondo. Son muchos años de comprensión a la Generalitat para romper del todo.
Asisto ahora, por la tarde, a la sesión del Parlamento on line. Ventajas de la modernidad. Y me he quedado fascinado con el discurso de Antonio Baños, líder de la CUP. Mucho más demoledor que el editorial del diario catalán y que los líderes del PP, PSC y Ciudadanos. Con amigos así, Artur Mas no necesita enemigos.
Les invito a un ejercicio de síntesis. Agarren el editorial de La Vanguardia y el discurso de Baños. Mézclenlos en una coctelera sin agitar mucho con algo de hielo, y sírvase un trago con una de las deconstrucciones políticas más grandes que se puede hacer de un líder político.
Imposible no coincidir con la diatriba de La Vanguardia. Solo citaré una frase para no agobiar a los lectores de este diario: «Hay mayoría parlamentaria para proclamar esa virtual ruptura mediante una moción retórica, hiperbólica y mal redactada, y no parece haberla para formar gobierno. Hay mayoría para la huida hacia delante y no la hay para una gobernación coherente. Esta es la fotografía del 9 de noviembre del 2015, jornada que pasará a la historia de los errores de Cataluña, con el agravante de la parodia.»
Bueno, la cosa va empeorando el panorama dibujado por La Vanguardia conforme avanza la tarde.
Y ahora haré una confesión personal que a muchos les parecerá increíble. Me he quedado fascinado con el discurso que ha pronunciado Antonio Baños para comunicarle, nada amablemente, al president en funciones que no le va a apoyar en la investidura.
Si algún día se queda sin trabajo, Antonio Baños da el perfil de actor para una película de la Rusia prerrevolucionaria o para un papel de anarquista durante la república. Tiene la cabeza muy bien amueblada; como los dirigentes históricos de izquierda, su coherencia resistiría cualquier prueba de laboratorio. Y mezclar en un discurso citas de Bakunin, Pasolini y San Agustín ha sido una delicia intelectual imposible de obtener en ningún discurso político de los líderes que disfrutamos.
El contenido anticapitalista estructurado de su discurso hace incomprensible que Junts pel Sí haya negociado con ellos dándoles todo lo que pedían sin tener amarrado el acto de investidura. ¿Ingenuidad o desesperación?
El pobre Mas, para replicar suplicando el apoyo hasta ahora imposible de la CUP, le daba comprensión a las medidas económicas extremas pero bien argumentadas, pidiéndole árnica en algunas como el impuesto a los depósitos bancarios.
Solo le ha faltado al president concederle que las grandes empresas dupliquen sus pagos sobre ganancias. Y se ha dado el lujo de dar cifras de beneficios, a modo de escándalo, de los bancos y otras empresas catalanas.
Lo más demoledor del discurso de Baños ha sido desmontar el mito de que la independencia, por sí sola, garantiza justicia, equidad y eficacia en la administración de la riqueza. Y le ha echado en cara al govern en funciones que culpara sistemáticamente al enemigo español de todas las desgracias de Cataluña. Como diciendo, con ese catón del nacionalismo, no comulgamos.
Se termina el día con nuevas revelaciones de las andanzas de la familia –en su acepción más italiana– Pujol en sus cuentas andorranas. Para ser todo un montaje con los fondos reservados del Gobierno de España, como sostiene el president, no están tan mal empleados.
Cierro página hasta el jueves. Segundo intento de investidura. Nunca se puede decir que de este agua no beberé. Pero la cosa no tiene buena pinta para Convergencia Democrática de Cataluña que debiera reservar alguna parte de su tres por ciento para los gastos de su entierro.