«En un mismo lodo todos manoseaos»

Quienes nunca condenaron la violencia y quienes llaman “gudaris” (soldados) a los etarras no quieren que se les llame “herederos de ETA”

El coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, ineterviene en un acto político en Vitoria el 20 de marzo de 2021 | EFE/DA/Archivo
El coordinador general de EH Bildu, Arnaldo Otegi, ineterviene en un acto político en Vitoria el 20 de marzo de 2021 | EFE/DA/Archivo

Siempre se ha dicho que la historia la escriben los vencedores. Por eso en España se cambia de modelo educativo cada vez que hay un nuevo Gobierno. Para que los ganadores tengan así la oportunidad de volver a escribir su versión. De establecer en los textos oficiales un nuevo relato (como se dice ahora) y poner en su sitio a vencedores y vencidos.

La historia de España se convierte de esta manera en un constante intercambio de papeles entre héroes y villanos. Quienes en un momento son una cosa, pasados unos años y unas elecciones pueden llegar a convertirse en la contraria.

Ya lo escribió Enrique Santos Discépolo en su famoso tango “Cambalache”: “Hoy resulta que es lo mismo ser derecho que traidor, ignorante, sabio o chorro, generoso o estafador… ¡Todo es igual! ¡Nada es mejor! Lo mismo un burro que un gran profesor…”.

Cuando el gran músico y dramaturgo argentino compuso este tango en 1934 describió la decadencia política y social que en muchos aspectos representaban esas primeras décadas del siglo XX.

Pero Discépolo murió en 1951. Se quedó por lo tanto lejos de comprobar que, comparado con el siglo que a él le tocó vivir, el XXI no iba a ser mejor. Es más, el cambalache, como método, se iba a consolidar en casi todos los aspectos de la vida.

Discépolo fue un visionario. Escribió con muchos años de antelación el guion que ahora se sigue en la política de nuestro país. ¡Todo es igual…! Y así se convierte a un héroe de Trafalgar, como Churruca, en un villano franquista sin derecho a calle.

Todo sirve para dar el cambiazo. Para transformar la gloria en vergüenza y dejar bien claro que España es sinónimo de franquismo. Ese es el cambalache. Nunca ha existido otra España. Y hay que borrarla hasta del callejero.

Como tampoco hay herederos de ETA. Bildu, el entramado de formaciones abertzales que coordina un exetarra como Arnaldo Otegi dice que ellos nada tienen que ver con la organización terrorista que asesinó a cerca de 900 personas. Que extorsionó, secuestró y forzó a marcharse del País Vasco a miles de personas vinculadas sobre todo con el constitucionalismo.

Borrar cerca de 900 asesinatos es tarea difícil, aunque le ponen empeño

Ahora dicen los de Bildu que no se les llame “herederos de ETA”. Aunque eso sí, ellos siguen apoyando los recibimientos a los etarras que salen de la cárcel porque son “muestras de cariño”. Otro cambalache.

Quienes nunca condenaron la violencia de ETA, quienes llaman “gudaris” (soldados) a los etarras y quienes se han beneficiado de la ausencia en infinidad de pueblos, por terror, de muchas candidaturas constitucionalistas en diferentes elecciones en el País Vasco, no quieren que se les llame “herederos de ETA”.

«¡Pero qué falta de respeto, qué atropello a la razón! ¡Cualquiera es un señor, cualquiera es un ladrón!», dice la letra del tango de Discépolo, el mismo que bailamos en España de unos años a esta parte al ritmo de quienes quieren escribir una nueva historia acorde con sus intereses. Que sea falsa es lo de menos.

El problema que se les plantea a la hora de escribir es que primero quieren borrar. Y eso es mucho más complicado. Por eso han optado por el cambalache. Borrar cerca de 900 asesinatos es tarea difícil, aunque le ponen empeño.

Solo el tiempo se atreve a tanto. Y eso, tiempo, es algo que ni Bildu ni el alcalde censor de Mallorca tienen. De ahí que recurran al neolenguaje del disparate. A esa especie de sinécdoque con la que quieren designar el franquismo con la palabra España. La parte por el todo.

Bildu necesita blanquearse rápido. Que los jóvenes lleguen a la edad de votar sin saber nada de ETA pero convencidos de que el franquismo es el responsable de su falta de libertades.

Muchos ya ni saben quién fue Miguel Angel Blanco. Según las últimas encuestas el 60% de los menores de 35 años desconocen lo ocurrido con el concejal del PP de Ermua. Y si eso pasa con Miguel Angel Blanco, asesinado en 1997, qué no puede pasarles a los pobres Churruca, Cervera o Gravina.

Todo marcha según la letra del tango “Cambalache”: “Vivimos revolcaos en un merengue y en un mismo lodo todos manoseaos”.