Empresas y consumidores responsables

El último informe de Nielsen de junio 2014 sobre la conciencia social del consumidor es muy interesante: más de la mitad (¡¡un 10% más que en 2011!!) de los encuestados –30.000 de 60 países de todo el mundo– están dispuestos a pagar más si el servicio o producto que compran está hecho por empresas comprometidas con el impacto ambiental y social. También más de la mitad han comprado en los últimos seis meses productos de estas empresas; han comprobado en el embalaje del producto que tenga un impacto sostenible y han sido voluntarios o han hecho donaciones a organizaciones relacionadas con programas sociales o del entorno.

Los consumidores queremos cada vez más que las empresas sean responsables en sus actividades y que, más allá de la obtención de resultados concretos a corto plazo, centren sus valores y actuaciones al hacer la empresa (y el mundo) más sostenible. La confianza del consumidor europeo y español en agosto ha bajado según las encuestas que mensualmente siguen la evolución del indicador (Eurostat y CIS).

Las medidas económicas de poco impacto inmediato al consumidor final (como la reciente bajada del tipo de interés del BCE) no servirán para mejorarlo. Mejor que nos centramos en actividades económicas con un enfoque a medio o largo plazo y con la visión de la sostenibilidad y mejora de la economía.

La sostenibilidad es un concepto que compromete a las personas, en sus diferentes situaciones. Los trabajadores por ejemplo, quieren estabilidad en el trabajo y las organizaciones deben esforzarse para que esta estabilidad sea posible.

El compromiso empresarial en temas de formación, promoción, conciliación, productividad o seguridad laboral es fundamental para las sostenibilidad. Y el enfoque centrado, únicamente, en la obtención de resultados a corto plazo no ayuda a que se puedan llevar a cabo con eficacia y continuidad. En una reciente investigación universitaria hemos estudiado algunas empresas del sector de la distribución comercial y sus actividades y dinámicas en temas de formación para los empleados.

Mercadona es un ejemplo de cómo las actividades de formación apuntan a la continuidad de los puestos de trabajo y cómo la empresa lidera en dinero y esfuerzos por trabajador dedicados a la formación. Entender que la formación es una actividad permanente, es una actitud (aprender a aprender), capital para el éxito de la formación tanto a nivel personal del trabajador como de la empresa. El último año, Mercadona ha dedicado más de tres millones de euros y más de 60.000 horas en formación así como en crear cultura de empresa orientada al conocimiento y el aprendizaje.

En las empresas de distribución es necesario dar la mejor respuesta a nivel de la tienda, por lo que se necesita que la cultura de orientación al cliente contemple el conocimiento del producto y de los procesos involucrados tanto en su fabricación como en su uso. Con la formación, el trabajador desarrolla las actividades de su ámbito con pleno conocimiento y capacidad para convertirse en el mejor prescriptor sobre los temas en los que realiza su actividad.

Pues eso, necesitamos empresas y consumidores responsables del entorno y orientados a la sostenibilidad para que en el último cuatrimestre de 2014 vuelva la confianza y la economía aporte soluciones al grave problema de la falta de formación que tenemos en este país.

Último dato: Según Eurostat, lideramos en Europa con el 27% (chicos) y 19,9% (chicas) –media europea 13,6 y 10,6%– en la población de 18 a 24 años que abandonan los estudios. ¡Nos lo tenemos que tomar en serio!