El empresario, una especie en extinción a proteger como el lince ibérico

No es casualidad que los jóvenes prefieran ser funcionarios antes que empresarios: la cultura del esfuerzo está mal vista

Un deprimente estudio de Funcas afirma que el 50% de la población aconsejaría a un joven hacerse funcionario frente a solo un 13% que lo impulsaría a ser empresario. La fundación de las antiguas cajas de ahorro dice que un nimio 7% de los españoles adultos anima a los jóvenes a ser autónomos.

El estudio es desolador. El mensaje es claro: busca la seguridad, no arriesgues. Estamos frente a la victoria, posiblemente postuma políticamente hablando, de Sánchez y sus nefastos socios de gobierno.

Tras años insultando a Amancio Ortega cada vez que hacía una donación para la investigación oncológica, a Roig cada vez que inauguraba un nuevo centro logístico que empleaba a unos centenares de personas o a Del Pino en cada ocasión que se hacia adjudicatorio de un servicio público que nos facilita la vida al resto de la gente finalmente la opinión pública ha comprado la mercancía averiada del sanchismo: la mayoría de la gente cree que el futuro es ser trabajador público sin caer en la cuenta que si los jóvenes siguen su consejo no habrá nadie para pagarles el salario.

Ahora se que el 93% de la población siente lastima por mi dado que soy autónomo y yo no puedo dejar de sentir pena por la tibias motivaciones de mis compatriotas.

Mejor ser influencer que funcionario

Las naciones somos grupos de gente en el que todos ponemos algo de nuestra parte para un proyecto común. Al igual que en el pasado el trabajo ideal era en un banco, eso Funcas lo sabe bien, ahora es ser funcionario. Es preferible que un joven aspire a ser youtuber que funcionario, en el caso del influencer, como mínimo, debe rascarse la cabeza y ser mínimamente creativo para tener clicks que se converitan en ingresos.

Uno de los motivos por los que la mayoría aspira a trabajar en la administración tiene que ver con la sensación que la vida será más fácil

Ni antes todo el mundo tenía vocación bancario-financiera ni ahora todos tienen un súbito interés por el servicio público. Los motivos por los cuales la mayoría aspiraba a trabajar en banca y hoy en la administración tienen que ver con la sensación de que la vida será más fácil, más previsible y estable en la administración que con cualquier otra actividad.

El miedo a ser empresario

Uno de los motivos por los que parece que la opinión pública siente aversión a ser empresario es por la alta fiscalidad, un 50% de los encuestados creen que las empresas pagan demasiados tributos y solo un 20% cree que la carga fiscal a la que hacen frente las empresas es adecuada. Con este dibujo social no es de extrañar que a pesar de la elevada tasa de paro haya miles de empleos vacantes.

Podríamos consolarnos pensando que esto no solo sucede en España. En EEUU miles de personas renuncian a sus empleos pero por motivos distintos: invertir y haces cosas por su cuenta les parece más motivador.

Funcas no ha dicho alta y clara que la sociedad española ya no cree que “a quien madruga Dios le ayuda”: cree que los madrugadores son tontos. El tesón de Rafa Nadal ya no es un ejemplo, es de pringados. El éxito no es deseable, es detestable, lo dijo Ivan Ferreiro, ex vocal de Los Piratas.

El tesón de Rafa Nadal ya no es un ejemplo, es de pringados

¿Qué futuro le espera a un país donde el ejemplo no es Severo Ochoa si no un burócrata? ¿Dónde Sanz de Sautuola no es recordado por nadie y donde Monturiol, Peral, De la Cierva, Areces, la Familia Bernat, la Família Folcra, los Ballvé o los Sánchez Junco no tienen centenares de calles y monumentos que recuerden que sin gente como ellos y su creatividad, impulso, inversiones y riesgos hoy seríamos un país hambriento y lamentable?