Emprendedores que venden humo

Me sorprende que haya emprendedores que lleven hasta 15 años emprendiendo. Peor aún es que con cerca de 40 años apelen a esa condición.

Van a foros, reuniones y medios para explicar la repetitiva historia que nunca parece acabar. Si uno emprende, aunque esquive el fracaso, no gestionará el mismo proyecto durante 10 años. Los planes algún día deben hacerse realidad.

Es curioso, pero estas especies tan hispanas tienen más cargos que Dios, a cual más rimbombante. Encima acaban, por el analfabetismo del país, aupados en los altares –por cierto: ¡Educación, educación! Bequemos a los excelentes, no a los vagos–.

Recuerdo, por ejemplo, a un director de producto en una multinacional que se paseaba por España como el más de lo más. En aquella época comprobé el equipo gestor de su empresa. Cerca de 100 personas. No aparecía su nombre. Eso sí aquí era como Dios, y sigue siéndolo. El chico se vendió bien, y, como con Urdangarín, alguien creyó comprar mejor.

Hay vendedores de humo porque hay quien necesita rodearse de gente que creen importante. Funcionan más los egos que los capitales. El caso Urdangarín no existiría si algunos no quisieran estar a su vera, la vera real.

Los vendedores de humo no existirían si quien tiene recursos pensara en la economía, no en él. Más de uno con la vida solucionada sólo rige con el ¡que bonito es figurar al lado de una supuesta celebridad!

Y ahí aparecen con palabra fácil, frases citadas, y algún marchamo personal para parecer cercanos. Hasta se disfrazan de gran ejecutivo mundial, otros de expertos en cómics, o cualquier excentricidad. Pero cuando llegó la crisis, los aduladores debieron centrarse en la economía y cerrar la llave del ego.

Como consecuencia, el humo se disipa: los vendedores no saben endosar realidades. Por suerte debemos centrarnos en gente real. Gente que se esfuerza al final de mes para sacar adelante una familia, un negocio y que no tiene tiempo para adularse más que lo justo y necesario.

Los vendedores de humo nacen en la bonanza y siempre mueren en la crisis. Quien conoce la red verá como muchos gurús llevan tiempo callados. Meses y hasta años. No son tiempos para el humo.

La lástima es que han echado a perder muchos recursos que gente valida hubiera podido necesitar. Mucho humo se fue, pero aun podemos soplar fuerte para disipar esa atmósfera enfermiza y oscura del todo.