El uso y el abuso de la tecnología
Debemos educar a nuestros hijos empapándolos en la tecnología, pero enseñándoles que la vida no es solo eso
La historia humana está plagada de usos y abusos de las cosas más cotidianas de nuestra vida. Al mismo tiempo, también nuestra historia está plagada de la aplicación de soluciones radicales a problemas cotidianos.
Pocos de nosotros hubiésemos creído que una cosa tan buena para la persona como hacer ejercicio diario pudiera convertirse en una patología mental -y efectivamente es así-. También algo tan necesario para nuestra supervivencia como es el hecho de alimentarnos puede desarrollarse también en diversos tipos de patologías como la anorexia, la bulimia o la obesidad.
El ansia de estar conectado llega a convertir a cierto tipo de personas en yonkis de los dispositivos por un puñado de ‘likes’
El uso o el abuso, esa es la cuestión y también un dilema para la civilización.
En los últimos 25 años hemos asistido, algunos como espectadores y otros como participantes activos, al fulminante desarrollo de la ciencia y de la tecnología. Este fenómeno ha ocurrido tan rápido que nos ha costado a la mayoría Dios y ayuda asumir todo lo que ha llegado y mucho más lo que queda por venir.
En todo este proceso también hay que destacar los que se han quedado en el camino y que ahora pululan por nuestra sociedad como Walking Dead tecnológicos y que sin duda han ido a dar con sus huesos a la temida brecha digital o también conocida como brecha tecnológica.
Sin embargo, en el lugar contrario y con costumbres opuestas se encuentran las personas que convierten la tecnología en una adicción más. El ansia de estar conectado y la posibilidad de ostentar el don de la ubicuidad llega convertir a cierto tipo de personas en yonkis de los dispositivos solo por un puñado de likes.
No debemos cuestionar el uso de la tecnología, sino el abuso
El momento más crítico para padecer este tipo de trastornos obsesivo compulsivos, en mi opinión, se encuentra entre la infancia y la post adolescencia, lugar donde todavía se está construyendo la personalidad y donde, como sabemos los que ya peinamos canas, somos más volubles a cualquier influencia de nuestro entorno.
La tecnología es maravillosa, pero no lo es todo
La tecnología es absolutamente maravillosa, ha mejorado, mejora y mejorará mucho más nuestra calidad de vida. Ha conseguido, por ejemplo, que en nuestro país un ser humano tenga una esperanza de vida de casi 90 años de media o que podamos hablar y vernos la cara con nuestros seres más queridos en cualquier parte del mundo en tiempo real a un click y con un coste ridículo.
A día de hoy, no debemos cuestionar el uso de la tecnología más que cualquier otro factor inherente al ser humano.
En mi opinión, debemos educar a nuestros hijos empapándolos en la tecnología, pero también enseñándoles que la vida no es solo eso y que nada puede sustituir al beso, la caricia o la complicidad de un ser querido.
Usemos y saquémosle el mayor partido posible en beneficio de las personas y jamás abusemos ni de la tecnología ni de nada si lo que ansiamos es una vida plena y equilibrada.