El turismo, tan vital como el Nilo

La economía egipcia se basa en tres pilares sensibles a los vaivenes del mundo: los ingresos del Canal de Suez, las remesas de los emigrantes y el turismo. Combinados con el apoyo internacional, la hacen frágil y dependiente.

Desde el levantamiento de enero 2011 que derrocó al ex presidente Hosni Mubarak, Egipto ha sufrido una inestabilidad política sin precedentes. Esto ha provocado que varios gobiernos extranjeros recomienden a sus ciudadanos precaución si viajan al país.

Son más de dos años de protestas e inestabilidad política, y el sector turístico ha sufrido. Es una de las principales industrias que genera empleo y divisas. Esta entrada de capital ayuda a Egipto a pagar los subsidios de productos y alimentos importados.

Los ingresos turísticos favorecen la distribución nacional de la riqueza. Constituyen un elemento de estabilidad económica, juegan un papel esencial a la hora de corregir los desequilibrios de la balanza de pagos y desempeñan un papel dinamizador de la economía local a través de la venta directa de productos del país.

El turismo representa más del 12% del PIB, con un porcentaje similar al empleo registrado. Es la primera gran industria del país del Nilo. Ha sufrido daños colaterales por la agitación política. Además, sin entrar en valorar las consecuencias negativas de los conflictos, está claro por experiencias pasadas el impacto que las situaciones de inestabilidad generan en el turismo a corto plazo. Los beneficios colaterales de esta industria son multiplicadores, por lo que la capacidad del sector se convierte en un elemento clave. Por este motivo, el repunte de visitantes año tras año a la tierra de los faraones es una muy buena señal.

La recuperación completa no será probable por lo menos hasta 2014 y dependerá, en gran parte, de una mejora en la percepción de los extranjeros del país como un lugar seguro para visitar. Cerca de cuatro millones de turistas lo visitaron entre enero y abril de 2013. Los ingresos por turismo aumentaron el 16,2% en este mismo periodo de tiempo, hasta alcanzar los 3.400 millones de dólares (2.630,8 millones de euros).

Unos 11,5 millones de turistas visitaron el país en 2012, frente a 9,8 millones de un año antes. En esos ejercicios la cifra no alcanzaba los 14,7 millones que se registraron en 2010. Aunque haya más turistas, hablar de recuperación es todavía prematuro. Los precios son mucho más bajos que en 2010, por lo que el número de visitantes no es un indicador adecuado para medirla.

Muchas agencias de turismo y hoteles egipcios están obligadas a bajar drásticamente sus tarifas para mantener los niveles de ocupación. Mientras que cada visitante gastó un promedio de 85 dólares (65,7 euros) por día en el 2010, dos años después se redujo a 70 dólares (54,1 euros).

La ocupación hotelera en el Mar Rojo alcanzó aproximadamente el 80% en el primer trimestre 2013. Una muy buena noticia, ya que representa un porcentaje más alto que el obtenido en el mismo periodo de los dos años anteriores. El turismo interno, en particular, ha ayudado a impulsar las tasas de ocupación de los hoteles. Después de egipcios, los rusos y alemanes han representado recientemente a los visitantes más comunes en esta costa. Eso sí, actualmente sólo 30 de los aproximadamente 280 hoteles flotantes que operan entre Luxor y Asuán se encuentran activos.

Dejando de lado la situación política, Egipto necesita crear y mejorar en infraestructuras, acondicionar el entorno y ser más eficiente en gestión pública. Todo ello puede impactar en la mejor percepción de la oferta turística satisfaciendo también las necesidades de la población residente y haciéndola más atractiva y compatible con la experiencia de los visitantes extranjeros.

Egipto tiene todos los componentes necesarios para consolidar una economía y ser una gran potencia regional: recursos, personas, dinamismo, espíritu empresarial, ubicación y vínculos globales y regionales. Estas características puede permitir al país impulsar un crecimiento sostenido y rápido del sector turístico, tan vital para Egipto como para el Nilo.