El tranvía de Erdogan en la Cataluña independentista
Si Erdogan cambia la Constitución para acaparar el poder, el independentismo la socava con la intención de crear un nuevo orden
En algún momento del despropósito y el frenesí procesista, una parte del independentismo catalán no resistió la tentación de equiparar la España constitucional con la Turquía autoritaria de Recep Erdogan. Erró el juicio.
Lo contrario es cierto: hay determinadas concomitancias entre el régimen de Erdogan y el régimen independentista patrocinado e impulsado por el nacionalismo catalán. Veamos.
Tras ganar de forma democrática, el independentismo se enreda en un golpe a la democracia
En un libro de reciente publicación, Andrés Mourenza e Ilya Topper (La democracia es un tranvía, 2019) recuerdan una frase de Erdogan que nos viene como anillo al dedo: “La democracia es un tranvía: cuando llegas a tu parada, te bajas”. En otros términos: “La democracia es un instrumento, no el objetivo”.
Eso, precisamente eso, ha hecho el independentismo catalán: apearse de la democracia cuando conviene. El independentismo, sí, gana de forma democrática. Pero, acto seguido, se enreda en un golpe a la democracia. Como Erdogan.
Al respecto, resulta interesante seguir el hilo de los autores del libro y establecer algunos paralelismos y semejanzas.
Paralelismo entre Cataluña y Turquía
1. Si Erdogan pretende que Turquía sea un sinónimo de su programa conservador, el independentismo catalán se esfuerza para que Cataluña sea sinónimo del proyecto secesionista.
2. Si Erdogan cambia la Constitución para acaparar el poder, el independentismo la socava –así se acapara también el poder- con la intención de crear un nuevo orden -ilegal y antidemocrático- al servicio de sus propósitos.
3. Si Erdogan se erige en un poder autoritario valiéndose de una democracia que transgrede sin contemplaciones, lo mismo hace el independentismo catalán con sus leyes de desconexión.
4. Si Erdogan usa y abusa del populismo y el sentimentalismo con la intención de mostrar que es uno de los suyos, lo propio hace el independentismo cuando habla en nombre del pueblo catalán.
5. Si Erdogan se presenta como el líder que la mitad de Turquía quiere, añadiendo que representa a la democracia del 50 por ciento más uno, el independentismo catalán actúa igual aduciendo que representa al 80 por ciento (?) que desea un referéndum de autodeterminación.
6. Si Erdogan prescinde del viejo establishment de su partido, y se siente traicionado y rodeado de enemigos, algo parecido sucede con Carles Puigdemont y el Pdecat. Cosa que contribuye a que se aísle y crea menos en la pluralidad… eso le ha hecho caer en el autoritarismo.
7. Si Erdogan percibe que ha sufrido diferentes injusticias -traducidas en frustraciones y en la búsqueda del resarcimiento-, qué no decir del independentismo catalán.
8. Si Erdogan es un político casi mesiánico, qué no decir del programa y liderazgo independentista.
9. Si Erdogan puede haber entrado ya en la fase del declive –aunque, todavía tenga capacidad de maniobrar-, lo mismo cabe decir del proceso y el independentismo catalán.
10. Si Erdogan responde ante Dios y la historia, el independentismo catalán lo hace ante el pueblo y la historia.
El referéndum de Erdogan
A lo que habría que añadir –apostilla a unos de los puntos arriba señalados- que el referéndum de 2017 –que permitió que Erdogan concentrara los poderes en sus manos- mantiene un aire de familia con el 1-O secesionista.
Según la OSCE y el Consejo de Europa el referéndum evidenció “condiciones no equitativas”, sesgo mediático, parcialidad informativa, malversación de recursos administrativos.
Un punto a favor de Erdogan: el referéndum se celebró de acuerdo a la legalidad constitucional. En la Cataluña independentista, ni eso.