El supermercado independentista en Cataluña
Entre las diversas propuestas que aspiran a ser consideradas por partidos y políticos en Cataluña, destacan dos tendencias: la estomacal y la "moderada"
Consciente de las preocupaciones triviales que distraen la atención de los mandatarios nacionales e internacionales –de las relaciones comerciales entre Estados Unidos y China hasta la pandemia del coronavirus pasando por la crisis económica–, determinados pensadores y articulistas del independentismo catalán dedican sus esfuerzos a lo que realmente interesa al ciudadano de Cataluña: ¿cómo culminar el “proceso”?
La guerra civil entre Junts y ERC, la designación de Laura Borràs como candidata de Junts a las autonómicas, los pactos de ERC con Pedro Sánchez y las críticas de Junts a ERC por haberse entregado al PSOE, así como las figuras de Carles Puigdemont y Oriol Junqueras, cuyo oficio no es otro que el dale que te pego en beneficio propio; todo ello, más allá del programa partidista, ha propiciado un supermercado independentista de propuestas que busca quien las compre.
Entre las diversas propuestas que aspiran a ser escuchadas y consideradas por partidos y políticos –también por la fiel infantería independentista–, destacan dos tendencias: la estomacal y la “moderada”.
El independentismo estomacal
En Cataluña, se manifiesta un independentismo estomacal. Esto es, visceral, emocional e integrista. Cuatro expresiones de pasión independentista:
1. El fanatismo. Premisa: Cataluña es víctima de un despotismo que dura 300 años cuyo objetivo es la “aniquilación de la formación nacional catalana… aculturación… sumisión económica… política de sometimiento de los catalanes… consolidar una población colonial pro-española en Cataluña que servirá para acometer contra los catalanes”.
Alternativa: “la independencia es la única opción para los catalanes… [o eso o la] extinción… no hay ninguna posibilidad de diálogo o pacto… proceso de liberación nacional… no debemos descartar ninguna posibilidad para forzar una ruptura democrática con negociación o sin ella” (Francesc Xavier Hernàndez Cardona, ¿Qué debería hacer ERC?, 9/6/2020).
2. La impaciencia. Programa: “basta de lamentaciones… la independencia se gana… unidad y unilateralidad… la legitimidad del 1-O como prioridad absoluta… la implosión del estado español… favorecerá nuevas oportunidades… pensarnos como pueblo… organizarnos… aprovechar este momento soviético… cuando veamos en directo que Madrid empieza a estallar” (Vicent Partal, Pel debat independentista: quatre constatacions i tres conclusions, 27/5/2020).
3. La astucia. Táctica: “habrá que ocultar de nuevo [como en el franquismo] las cartas frente al Estado y sus servidores (confesos o no), hacer labor de topo y dotar al movimiento de una unidad basada en nuevas herramientas de conocimiento, nuevas herramientas organizativas y nuevos liderazgos, sin abandonar la lucha concreta, masiva, decidida y sostenida en el tiempo y en el espacio para una nueva autodeterminación democrática de masas” (Julià de Jòdar, Ocultar las cartas, 15/6/2020).
4. El oportunismo. Estrategia: “si los partidos independentistas ganan [las elecciones] por más del 50%, al día siguiente, insurrección. Y solo si tenemos preparada la insurrección… que descarta la violencia… años de preparación y de trabajo clandestino” se podría alcanzar la independencia (Andreu Barnils, L’endemà, 24/5/2020).
El independentismo estomacal se dirige al fundamentalismo nacionalista del radicalismo –políticos, militantes y electores– de Junts y ERC –también, de la CUP– que no quiere el diálogo, sino el conflicto permanente que conduciría a la República Catalana. Una táctica y estrategia condenada al fracaso que busca el descrédito y los votos del sector “moderado”, tildado de colaboracionista o traidor.
El independentismo `moderado´
El independentismo “moderado”, a diferencia del estomacal, se muestra relativamente crítico con el “proceso” y ofrece análisis y propuestas aparentemente “razonables”. Aunque, imposibles de satisfacer tal cual se plantean.
1. Una mayoría. Por un lado, se admite el fracaso del referéndum ilegal del 1-O: fracasó la hipótesis de la negociación que buscaba tensionar las costuras del Estado con el objeto de generar un escenario de negociación; fracasó la hipótesis de la insurrección que desencadenaría un proceso insurreccional popular que desbordaría el Estado; fracasó la hipótesis de la desconexión según la cual se produciría una secesión unilateral ordenada (Jordi Muñoz, Les tres hipòtesis de l’octubre, 13/7/2018).
El oportunismo “moderado” es la expresión del junquerismo republicano
Por otro lado –consecuencia del fracaso–, se propone la necesidad de que el independentismo cuente “con un apoyo claramente mayoritario” que genere “un espacio de acuerdo capaz de articular políticamente el 70% de la sociedad catalana que comparte la voluntad de avanzar hacia un escenario de voluntad democrática” que debería pasar por “alguna suerte de amnistía, y un referéndum en que se pueda votar sobre la independencia” (Jordi Muñoz, Principi de realitat, 2020).
2. La movilización. Una propuesta que Joan Tardà (Más ‘junquerisme’ y menos ‘torrisme’, 25/5/2020), Enric Marín i Otto (Guanyar el diàleg per fer irreversible l’autodeterminació, 21/5/2020) y Eduard Voltas (El que vaig aprendre, 23/5/2020) concretan en una hoja de ruta de liberación nacional que haga realidad la autodeterminación vía acción política, movilización popular, frentes amplios, socialización del ideal republicano, suma de complicidades, y negociación con el Estado.
3. Vías alternativas. Si la «moderación» fracasa, el independentismo habría ganado –aseguran– legitimidad y credibilidad para explorar vías alternativas al “déficit estructural de cultura democrática del estado español”. Por ejemplo: un nuevo “octubre insurreccional” que responda al conflicto estructural entre el soberanismo y los poderes del Estado.
El oportunismo «moderado» se dirige al independentismo que admite –en silencio– el fracaso del “proceso”, o la dificultad del mismo, pero que, inasequible al desaliento, cree que, después de un alto en el camino para acumular fuerzas, hay que proseguir en el empeño de la liberación nacional de Cataluña.
El oportunismo “moderado” –condenado al fracaso en los términos planteados– es la expresión del junquerismo republicano hoy en lucha contra la pasión estomacal de Junts.
De momento, un placebo
Vale decir que el independentismo estomacal y el “moderado”, además de marcar un perfil político que permita salvar el tipo y recolectar votos, es lo más parecido –de momento y si Pedro Sánchez se comporta como debe– a un placebo para uso y consumo de la fiel infantería –incluidos los desengañados que se niegan a aceptar la realidad– secesionista.