El “sorpaso” de ERC a CIU, ¿es real o propaganda?
Una de las cosas más sorprendentes de la situación actual de la política catalana es que estamos asistiendo a un movimiento “mediático” que no tiene continuidad en los datos. Para no hablar de encuestas vamos a centrarnos en algo tan básico como analizar unos datos básicos de las 10 elecciones al Parlament de Catalunya celebradas desde 1980.
Todos percibimos, los que estemos a favor o en contra, que parece –entenderán luego porque digo parece–, un vuelco a favor del independentismo notable los últimos años en Catalunya. TV3, la no mal denominada televisión del régimen, no hay día que no hable del tema. Los representantes mayores de esa sociedad civil tan “lustrada” pero no “ilustrada” llamadas ANC u Omnium Cultural se pasean como perfectos guardianes del bien y del mal por todos los medios afines. Pero ¿son reales los datos de ese cambio tan drástico en los votantes los últimos años?
Como decíamos se han sucedido diez elecciones desde 1980 al Parlament de Catalunya. Para dar datos concretos; 1980, 1984, 1988, 1992, 1995, 1999, 2003, 2006, 2010, 2012. Primera conclusión ¿saben ustedes qué suman en porcentaje los votantes de CIU, ERC y últimamente SI y CUP, partidos “en teoría” abiertamente independentistas estos años durante ese ciclo de 10 elecciones? Pues en estos 30 años, siempre se han movido entre un 36,73% – las primeras en 1980 -, y un máximo del 54,15 % – no ahora, sino en 1992, en pleno momento olímpico, y recuerden también reinvindicativo -. Desde el 1984, ese porcentaje se mueve en una ridícula horquilla del 4-5% con un continuo trasvase ERC-CIU según intereses.
Pero aún vamos a más. Si en vez de considerar sólo los que votan consideramos todo el censo de votantes –no hay que ser un lince para saber que se movilizan más los votantes a favor de la independencia que los que no–, ese nuevo número de votantes de partidos claramente independentistas se mueve entre el 22,38% de los inicios y el 33,10% actual. Lejos de esas grandes mayorías donde Artur Mas pedía el cambio. Lejos, muy lejos. Y aquí vamos a dar por bueno que todos los votantes de CIU son independentistas. Bueno menos Duran i Lleida (ironía on)
Uno puede preguntarse si ese gran clamor que a diario TV3 vomita sin cesar no está en los números, estables desde hace años, ¿de dónde viene? Hay diversas interpretaciones. La primera, y más sencilla, es que muchos votantes de ERC y CIU ha pasado de una opción autonomista a una independentista. Pero ello, por su parte no ha llevado a movilizar al resto del electorado. Y ese cambio se ha llevado por delante la tv catalana y otros medios afines. Vamos, los suyos que decíamos en otras columnas.
La triste realidad del independentismo es que el país no ha cambiado su línea política, sino simplemente han cambiado los votantes de unos partidos de familia. Y ya veríamos cuantos han cambiado más por la “propaganda mezquina” de una televisión adoctrinada que por su propia idea de país. Al final, la independencia, o lo que sea, se basa en votos y decisiones de las personas. Los números son claros: desde 1984, los adeptos a partidos independentistas se mueven entre un 25 y un 33% del censo de votantes. Pero, la percepción del independentismo ha cambiado en un porcentaje mucho mayor. Si la gente no ha cambiado y si la percepción es que estamos ante un ejercicio de propaganda al más alto nivel.
Lo peor aún esta por llegar. Las encuestas que siempre se equivocan –recordemos aquellas que daban a CIU cercana a la mayoría cuando se dio el primer batacazo de la historia perdiendo 20 diputados–, hablan de una suma que tampoco cambia a día de hoy. Las últimas sobre un 45-47% de los votante a partidos proclives a la independencia, para un total de 30-32% del total del censo. Algunos dirán que basadas en europeas, pero seamos sinceros ¿quién piensa en clave europea?
Perdonen mi ignorancia, pero llevamos unos años perdidos en medio de la mayor crisis de la historia de Catalunya con un Gobierno cegado en un tema que no ha tenido, a pesar de los esfuerzos y la propaganda efectuada, el salto de nivel cuantitativo, sí cualitativo, que esperaban. Quizás no hoy, quizás no mañana, pero si algún día, la historia deberá recordar a Artur Mas como aquel presidente que gobernó sin mirar los números. Aquel presidente que se creyó hasta su propia propaganda. Porque hay que ser bien ignorante o tendencioso para creer sus propias mentiras.
Aún alguien se preguntará si habrá “sorpaso” de ERC a CIU. Seamos francos, habrá lo que ha habido siempre: el cambio de cromos en forma de votos entre dos partidos de familia que siempre se han movido en 30 años en un electorado fiel. Entre un 45-50% de los votantes y entre un 30-33% del censo. Aunque Carme Forcadell no se lo crea, la vida es así.
En 30 años muchas cosas han cambiado pero las líneas maestras del electorado catalán no se han movido. Tan fácil como rotundo. Muchas cosas han cambiado en Catalunya, pero una sigue siendo igual desde hace 30 años.