El sondeo del CIS y sus consecuencias
Cuando la distancia entre el primer y el segundo partido supera los cinco puntos, el primero obtiene la mayoría absoluta en el Senado de modo automático
Ante todo, sorpresa e incredulidad. Tanta distancia entre la realidad expresada en las urnas andaluzas y la demoscopia del mayor Tezanos del CIS huele un poco a chamusquina. Relegar al Partido Popular a la cuarta plaza, incluso tras el semidesahuciado Podemos, parece un poco arriesgado.
En fin, vamos a suponer que marca tendencia, que el PSOE se consolida dejando muy atrás a sus perseguidores, que Ciudadanos le disputa la segunda plaza a los populares y que, en efecto, Vox irrumpe en el Congreso. Como la distancia entre C’s, Podemos y PP es inferior a los tres puntos, lo menos imprudente es quedarse con el dato de un triple empate en la segunda posición.
En porcentaje, los tres partidos de derecha no alcanzan el 40%
¿Sería suficiente la suma de C’s, PP y Vox para gobernar? En porcentaje, los tres de la derecha no alcanzan el 40%, mientras la suma del resto supera el 50%, sin contar con el PNV que no sale en la foto. Pero de todos es imposible saberlo sin la ayuda expertos y las proyecciones de escaños provincia por provincia.
No hace falta ser un experto para sacar una consecuencia que es evidente a pesar de que pocos la tienen en cuenta. Cuando la distancia entre el primer y el segundo partido supera los cinco puntos, el primero obtiene la mayoría absoluta en el Senado de modo automático.
En la actualidad, el PP la ostenta tras obtener sólo 3,3 puntos de ventaja sobre el PSOE en las elecciones del 26-J. El sondeo del CIS puede ser muy exagerado al otorgar al PSOE 12 puntos más que al segundo, Ciudadanos, pero todos los sondeos publicados en los últimos tiempos otorgan una ventaja sobrada a los socialistas para alcanzar holgadamente dicha mayoría.
El retorno a la unilateralidad y la confrontación directa del independentismo no es previsible a corto o medio plazo
Ya se sabe que la mayoría absoluta en el Senado es poco relevante, pero es crucial para la aplicación del 155. Incluso si gobernara en España la coalición que ha tomado el mando en Andalucía, las soflamas sobre la suspensión inmediata de la autonomía catalana quedarían en punto muerto de no mediar una desobediencia flagrante, que obligara al PSOE a cambiar de parecer y a la autoridad a aprobar la medida como mal menor.
El retorno a la unilateralidad y la confrontación directa del independentismo no es previsible a corto o medio plazo. En este sentido, no tanto la permanencia de Pedro Sánchez en La Moncloa o estabilidad como la ausencia de una nueva fase aguda del conflicto, que es lo que sobre España importa más en Europa, parece asegurada durante un tiempo, aunque hubiera elecciones y giro a la derecha.
Una cosa es la propaganda electoral, otra muy distinta el gobierno. Una cosa son las amenazas y otra los hechos. No en balde el gobierno ha destacado del sondeo que sus intenciones dialogantes cuentan con el beneplácito de la mayoría.
En los demás aspectos, más allá del sondeo reina la incertidumbre. La disparidad de vaticinios puede tener un efecto cruzado sobra la propia duración de la legislatura. Si los favorables a la derecha incrementan el temor de los independentistas y les animan a apoyar a Sánchez, con los del CIS sucede lo contrario.
Nada mejor para demostrar combatividad que provocar la convocatoria de elecciones… siempre que luego sus votos vuelvan a ser decisivos para la formación de unas mayorías y el veto sobre otras. Pero no hay garantía, claro.
Por si acaso, casi puede darse por seguro que, ni por supuesto ERC ni el más reticente y dividido Pdecat, van a presentar enmiendas a la totalidad. En consecuencia, no serán devueltos, lo cual aleja el fantasma del superdomingo electoral del 26 de mayo con la superposición de municipales, europeas y generales.
El laberinto de la política española
Esta coincidencia es muy temida por el independentismo, ya que los voto del PSOE y C’s en las generales arrastraría en las municipales, con lo que todos los demás descenderían. A efectos analíticos, las generales en mayo ya se pueden descartar.
Mayoría absoluta en el Senado aparte y unos meses más de Sánchez en La Moncloa asegurados, todo lo demás está por ver. El próximo futuro no va a ser un camino de rosas para nadie. Ni para la sociedad ni para ningún partido político.
Andamos encerrados en el laberinto, muy lejos de cualquier salida, pero disminuye el riesgo de que se derrumbe el techo sobre los azorados caminantes que deambulan por él.