El seísmo silencioso en Andalucía
El cambio en Andalucía no se producirá de la mano de la izquierda o la derecha ideológica, sino de la exigencia de ciudadanos tranquilos que quieren conservar lo que tienen
Elecciones tras elecciones, el peso de las siglas de los partidos va siendo menos determinante que la capacidad de anticipar los seísmos silenciosos que puede provocar a medio plazo el hecho de que una fuerza política pierda las elecciones. La diferencia entre un seísmo normal y uno silencioso es que, en el segundo, el deslizamiento entre las placas tectónicas puede durar semanas o meses sin ser advertido.
Lo más interesante de los seísmos silenciosos es que en algunas ocasiones son un factor determinante para el inicio de los seísmos rápidos. Podemos interpretar que el campo de la política responde a una naturaleza similar a la de los seísmos. Si la política deja de medir el interior de los fenómenos sociales, cuando éstos alcanzan su plenitud, ya es tarde para asimilarlos. Los principales partidos europeos que hoy ostentan el poder, incluida España, han detectado a tiempo que la sociedades europeas son cada vez más conservadoras, que no significa que sean de derechas.
Tanto el PSOE como el PP quieren alinear su discurso en las elecciones Andaluzas para que los electores sepan que han detectado que sus aspiraciones, que ya no se basan en conseguir más derechos, sino en conservar los derechos que ya tiene, como indicaba en el artículo anterior.
La derecha sabe que un nuevo individualismo ha llegado a la sociedad, donde cuestiones como la ecología, la lucha contra la desigualdad o la paz son cada vez más importantes. Es un individualismo con una fuerte dimensión social, que quiere que el Estado impulse políticas económicas para los más desfavorecidos y, al mismo tiempo, que bajen los impuestos.
Tras los logros del estado del bienestar, la social democracia sabe que es necesario impulsar políticas económicas basadas en incentivar a los emprendedores y dejar de subvencionar a aquellos que han convertido las ayudas públicas en herramienta de supervivencia de sus empresas. Asistimos a la toma de conciencia de los partidos políticos de que deben prepararse para estar en las mejores condiciones para canalizar las energías de los jóvenes, para aprovechar la experiencia de los mayores, para definir una economía cada vez más abierta al mundo y, a la vez, para ser lo más autosuficientes posible para superar nuevas crisis pandémicas o energéticas.
Deben estar dispuestos a levantar restricciones legales que frustran el emprendimiento y controlar el poder de las grandes empresas. Avanzamos hacia unas elecciones andaluzas donde la economía es importante y la salud es importante, mucho más que saber qué es España. Tanto el PSOE como el PP saben que se está manifestando desde hace tiempo un seísmo silencioso que está buscando el momento para manifestarse. En las próximas semanas sabremos si ambos partidos ignoran los movimientos que han detectado o, por el contrario, interpretan que esta vez el cambio no se producirá de la mano de la izquierda o la derecha ideológica sino de la exigencia de ciudadanos tranquilos que quieren conservar lo que tienen