El retorno político de Pedro Sánchez
La moción de censura presentada por el líder del PSOE vuelve a ponerle en escena como un elemento clave de la política española
Cuando PP y Ciudadanos habían ya advertido que la regeneración de España no era posible apostando por un proyecto de reformas, aparece la sentencia del caso Gürtel, dando la oportunidad a todos los partidos políticos españoles, incluidos el PP, de volver a la senda de la regeneración política y moral de España.
La sentencia del caso Gürtel va a permitir vislumbrar, al margen de tácticas y escaramuzas políticas, si los partidos políticos españoles que representan a los intereses de más de veinte millones de votantes han comprendido que lo que está en juego no es la estabilidad económica, sino si es viable un sistema de representación política en España en el que la ética estorba a la estabilidad económica.
Las causas para la moción
La sentencia del caso Gürtel es una sentencia para el PP y sus antiguos colaboradores, pero también señala a toda la clase política ya que, tras la sentencia judicial, los ciudadanos exigen consecuencias políticas.
Para una amplia mayoría de ciudadanos, las consecuencias políticas derivadas de los actos delictivos de los representantes políticos suponen:
a] que el PP convoque elecciones al haber perdido toda autoridad moral sobre la vida pública española tras la sentencia del caso Gürtel.
b] que el resto de partidos políticos procuren que el PP, por voluntad propia o bajo la presión de éstos, deje el Gobierno de España para no verse arrastrados como cómplices del PP por inacción política.
c] que, en el caso de que el PP siga en el gobierno, habrá que aceptar que solo la derecha está en condiciones de gobernar España, por lo que habrá que buscar nuevas alternativas políticas, al margen de los partidos que hoy se dan cita en el parlamento o dejar de votar.
La moción de censura que deberá defender Pedro Sánchez debe interiorizar que no puede perder la votación
Los que piensan que esta opción no debe producirse para garantizar estabilidad económica o por razón de estado, no se percatan de que ha sido el gobierno del PP el que ha trastocado el mismo corazón de la economía probando el fruto prohibido de la corrupción, un factor determinante a evitar si se pretende establecer la salud de un sistema económico.
La moción de censura que deberá defender Pedro Sánchez debe interiorizar que no puede perder la votación, tanto en el caso de que se presente como candidato como en el caso de plantear un adelanto electoral junto a Ciudadanos.
El riesgo de Sánchez
Recordemos que una nueva derrota frente al PP supondría aceptar que solo Rajoy es capaz de trazar las suficientes y necesarias complicidades con Ciudadanos, Foro, UPN, CC, Nueva Canarias y el PNV para aprobar unos presupuestos generales del Estado, mientras que Pedro Sánchez no logra trazar las suficientes alianzas para avanzar en una regeneración política de España.
Dicha derrota implicaría volver a reproducir, como ya ocurriera en el 2016, una candidatura fallida para ser investido como presidente del gobierno español.
Volver a fallar supondría que la moción de censura a Rajoy se convirtiera paradójicamente en una moción de censura a Pedro Sánchez.
Sánchez deberá comunicar que la moción no es producto de una estrategia política sino un imperativo moral
Para evitar una nueva recaída que vuelva a debilitar su liderazgo y reforzar en cambio el liderazgo de Rajoy como ocurrió en el 2016, Sánchez deberá trazar una línea nítida y profunda a favor del buen gobierno y contrario al mal gobierno.
Deberá comunicar con precisión que, sea cual sea el resultado, no es producto de una estrategia política sino un imperativo moral que obliga a la buena política a salir en defensa de la democracia y de sus instituciones.
Esta segunda oportunidad, a diferencia de la primera, dispone de mayor legitimidad y respaldo social.
La moción de censura, a pesar de lo que opina Rajoy, es buena para España, ya que ningún país tomará en serio a los políticos españoles si tras la condena al PP, no se hace lo posible para cambiar el gobierno de España, como ya se dio en la Francia de Mitterrand o en la Italia de Craxi.
El retorno de Pedro Sánchez es una buena noticia. Permite albergar la esperanza de que no todo vale en política, dibujando un compromiso ético que trasciende a los beneficios o riesgos políticos de quien la presenta.