El regreso de la DUI
La DUI aparece como un juego de magia para ocultar el posible fracaso del 1-O, con el objeto de seguir adelante hasta unas elecciones
La idea va siempre en esta dirección: no hemos podido celebrar el referéndum pero si hemos proclamado la declaración unilateral de independencia de Cataluña. De esta forma el camino del referéndum no queda neutralizado por el estado español sino superado por el independentismo catalán.
Lo que se votará el 1 de octubre es la prolongación de la actuación del independentismo en el escenario político español. El único peligro que entraña para el independentismo esta nueva vuelta de tuerca en sus aspiraciones, es que el problema catalán se convierta en el problema español y quede disuelto en la política española como ha ocurrido a lo largo de la historia del catalanismo del siglo XX.
La nueva argumentación que sustenta la posibilidad de que el presidente de la Generalitat proclame la independencia de Cataluña, ya sea en el Palau de la Generalitat o en el parlamento de Cataluña, parte de que el programa electoral con el que se presentó Junts Pel Si, donde se deslizaba a regañadientes la DUI de la CUP, dejaba en el olvido el referéndum, considerándolo como una “pantalla pasada”.
El independentismo sigue adelante y proclamará la independencia cuando se vea que no se ha celebrado el 1-O
Fue Puigdemont quien dio un paso atrás para volver a la casilla del 9N, proponiendo un nuevo referéndum. Así pues, no debería resultar sorprendente que, tras el fracaso del 1 de octubre en términos de realización, pero probablemente exitoso en términos de proyección pública tanto dentro como fuera de Cataluña, se plantee declarar la DUI con toda la solemnidad.
La lógica se da al establecer que, una vez que se le ha dado el Gobierno de España la posibilidad de pactar un referéndum que han rechazo y han combatido, el paso natural es declarar la DUI. El propio vicepresidente del Gobierno, Oriol Junqueras, advertía en abril de este año que estaba dispuesto a desempolvar la DUI si no se podía celebrar el referéndum.
Un planteamiento que también defiende la ANC y Òmnium cultural. De esta forma, el fracaso del referéndum permite, aunque sea por un instante, proclamar de forma unilateral la independencia de Cataluña. Y por último, y más importante, en la ley de transitoriedad se explicita que tras la victoria del si, en el referéndum ilegal por la independencia de Cataluña, se debe poner en marcha la DUI.
Como podemos ver todo apunta y certifica que tras el 1 de octubre vendrá la DUI. Sólo el PDCat parece sorprendido de tener que declarar unilateralmente la independencia que con tanto ahínco ha perseguido. No puede haber más coherencia en el relato , aunque a ojos de la opinión pública española sea a todas luces una extravagancia, y en la catalana un nuevo problema que afrontar.
Ya no se persigue la independencia, sino la supervivencia de cara a las próximas elecciones
El relato que justifica declarar la independencia coge aún más fuerza cuando desde las filas del independentismo político se percibe que el gran beneficiario, si el referéndum no se llega a realizar y provoca una gran manifestación para poder votar en el futuro, sea Podemos y sus confluencias o Comuns.
El riesgo que tiene para el proyecto independentista la pérdida de su papel central en la manifestación/movilización del 1 de octubre es tan grande que la única forma de ir por delante del referéndum legal es la DUI. Si hacemos un esfuerzo para ver, más que para ridiculizar, observaremos que el independentismo político ya no persigue tanto la independencia de Cataluña, sino su supervivencia de cara a las próximas elecciones catalanas.
La DUI es la salida al referéndum más que el punto de llegada de la independencia de Cataluña. Una nueva propuesta superadora de la anterior que permite no desilusionar a sus votantes. La DUI que regresa es muy distinta a la que en su día se planteó. Entonces ésta tenía la forma de un anzuelo para pescar votos. Ahora tiene la forma de un juego de magia para ocultar el posible fracaso del 1 de octubre.