El PSOE en el dique seco

El eslogan en otro tiempo triunfante del Muévete con el cambio hoy es ardua nostalgia para el PSOE. El relevo de Pérez Rubalcaba se está convirtiendo en un cepo para la propia supervivencia del partido fundado por Pablo Iglesias e históricamente capaz de adaptarse a la evolución de la sociedad española, como fue abandonar el marxismo de la mano de Felipe González, tener un lugar en Europa y ocupar la Moncloa durante largos años.

Puesto que en la sociedad del espectáculo importan tan poco las ideas –es decir, no existen– parece trasnochado decir que antes de hablar de personas habría que saber con qué ideas esos nuevos líderes ejercitarán el poder o la oposición, según decidan los ciudadanos.

En el caso del PSC la crisis es sombría. A la vieja guardia del PSOE seguramente le vendrá a la cabeza refundarse en Catalunya para olvidar el lastre maragallista y el complejo de dependencia nacionalista. Se sabrá pronto si la retirada de Pere Navarro implica el reconocimiento de que su ruta era errónea. El socialismo soberanista posiblemente va a seguir dinamitando al PSC y, al verse incapaces de controlarlo, se irán a ERC. Quién sabe. Hay precedentes. El PSOE perdería así un bastión electoral. Queda la Andalucía de Susana Díaz.

 
El PSOE está en una de sus fases más inseguras desde el retorno de la democracia a España

En la izquierda europea, las recientes elecciones a la euro-cámara han dejado en lugar prominente al primer ministro italiano, Renzi. Había llegado al poder sin pasar por las urnas y ahora las elecciones europeas le dejan en situación óptima. ¿Va sugerir una fórmula para el centro-izquierda como hizo –o quiso hacer– Tony Blair con su “Tercera Vía”?
Todavía no está claro si Renzi es un hombre de ideas o de gestos. Es probable que sea un nuevo mix. Su catolicismo tiene aspectos que ya han generado brillantes disquisiciones de los editorialistas del Corriere della Sera.

A saber cuál puede ser la idea-clave del nuevo hombre fuerte del PSOE. Hay socialistas de la vieja escuela que rezan laicamente para que no aparezca un nuevo Zapatero. Para el PSOE lo mejor sería un combinado de Renzi y Tony Blair. ¿Lo sumo? Un Bill Clinton. No es menos cierto que el centro-derecha está un poco extraviado, pero le sostiene su pragmatismo instintivo y una capacidad de gestión más o menos sólida. Pero David Cameron está por los suelos y en la UMP francesa ha tenido que recurrir a un trío de antiguos primeros ministros para tutelar al partido quien sabe hacia dónde.

El PSOE está en una de sus fases más inseguras desde el retorno de la democracia a España. Para articular un proyecto de futuro, parece que ya no cuenta con intelectuales de peso, a diferencia de otros tiempos. Algo muy parecido le ocurre al PP.