El PSC da una lección de democracia en Barcelona

Somos azotes de los políticos cuando toca, pero no debe importarnos alabarlos cuando se lo merecen. Los socialistas barceloneses lo han logrado por las elecciones primarias que han montado en la capital catalana para elegir al que será su candidato a la alcaldía.

Sin entrar en los pormenores del proceso, que incluye tanto al aparato del partido como a la ciudadanía en general, los cinco candidatos que han pasado el corte son los que durante los próximos 20 días se disputarán ser los políticos que regirán a los socialistas catalanes en la ciudad. Primero lo harán como jefes de la oposición y, a partir de 2015, como concejales o alcaldes de resultar elegidos en las urnas.

Jaume Collboni y Rocío Martínez-Sampere son mis preferidos. Uno viene del sindicalismo y de los movimientos de compromiso social de base y la otra es una JASP (joven aunque sobradamente preparada) formada en las universidades extranjeras cuando aún no era una obligación emigrar en busca de oportunidades.

 
Martínez-Sampere y Collboni, por separado o incluso juntos, tienen todas las posibilidades de vencer: son un soplo de aire fresco

Cualquiera de los dos puede hacer un buen papel en la regeneración del socialismo barcelonés. Mejor, por supuesto, que Jordi Martí, a quien le aplasta el estigma de ser una continuación no renovada de las oscuras etapas de Clos y Hereu.

Carmen Andrés, el PSOE en estado puro, lo tiene difícil porque Nou Barris no puede convencer a Sarrià-Sant Gervasi ni tan sólo al Eixample. Si compitiera en L’Hospitalet, Badalona o Santa Coloma de Gramenet lo tendría mucho más fácil. Por lo que se refiere a Laia Bonet, difícilmente puede ser la candidata de todos los socialistas o la alcaldesa de todos los barceloneses con sus tesis sobre su partido o sobre la cuestión soberanista.

Por eso los dos primeros, por separado o incluso juntos, tienen todas las posibilidades de vencer en estas primarias. Son un soplo de aire fresco, una especie de guiño a la política en el sentido pleno del término. Es de justicia agradecer a los cinco, a los que nos gustan y a los que no, que escenifiquen un acto próximo a la democracia o a las listas abiertas que no deberían de faltar en nuestra legislación electoral.

Por cierto, son socialistas, por si a alguien se le olvida su origen y pelaje. A ver cuántos de sus adversarios les secundan. Sí, esos mismos que dicen ser radicalmente democráticos al hablar de la consulta.