El PSC arrincona a los gafes, al 13% de críticos que le sobran
El 13 es un número gafe. Incluso para los que no creen en supercherías, el 13 no resulta un guarismo agradable. Y sí, el 13, el 13%, es el volumen real de la dirección del PSC que asume tesis nacionalistas. Esa es la proporción que ha quedado retratada en las últimas horas, en medio de la celebración del consejo nacional del PSC. Son los críticos con la dirección que encabeza Pere Navarro.
Resulta curioso que el 13% sea la suma de los votos que se enrocan en el derecho a decidir a costa de lo que sea, del choque de trenes con el resto del España o del hundimiento sistemático de una de las fuerzas principales de la Catalunya moderna.
Un 13% que ha dirigido, que ha orientado y que ha conducido a los socialistas catalanes por el camino de la política en las últimas tres décadas. Jamás fue necesario contarlos, entre otras razones porque eran ellos quienes decidían qué y cómo se contaba. Lo saben bien en la familia Maragall, Pasqual y su tete; los Obiols, Reventós, Tura, Geli, Nadal…
Ahora, cuando ha sido necesario situar las posiciones sin ambigüedades ni falsas adhesiones, la opinión pública ha podido conocer cuál es el peso real de ese grupo rupturista con respecto al resto. Y podría suceder algo similar si en ICV se produjese idéntico debate. Más allá de la radicalidad democrática que a todos se les supone, dudo mucho que los militantes y votantes de ICV –en su mayoría procedente de orígenes izquierdistas de carácter internacional y no excluyente o incluso obreristas, pegados a CCOO— sean capaces de sustentar algunas de las tesis que sí que defiende su dirección.
Que el PSC se aclare es bueno para Catalunya. Lo ha sido su presencia y actuación, demasiado condescendiente con el nacionalismo en demasiadas ocasiones, pero siempre presente en la historia actual. Si en algo han fallado es en su entrega a la agenda política que les han marcado los adversarios, acomplejados e incapaces de establecer una propia.
La claridad llega desde dentro del propio PSC, sin reeditar un PSOE catalán. Y la noticia es que la fuerza de los socialistas-nacionalistas se limita a un raquítico 13%, una cifra que algunos situaban bastante por encima de ese porcentaje. Son pocos, delimitados, y tienen cabida en cualquiera de los partidos que hoy, sin medias tintas, defienden sus posiciones en el arco parlamentario catalán. Allí les esperan y tendrán mejor acomodo. Al menos, ideológico.