El PP de Catalunya suele llegar tarde
La historia del PP en Catalunya es la crónica de un desacierto casi permanente. Es uno de tantos factores que explica su marcha gradual hacia la práctica extinción. De una parte, las contradicciones constantes del PP central en su estrategia catalana y por otra el adocenamiento sistémico de su organización en Catalunya hacen prever un declive que sus votantes no se merecen y que, además, perjudicaría a la actual mayoría absoluta de Mariano Rajoy.
En el PP de Catalunya ya se han disparado todos los cartuchos y suele decirse que es el partido político con más ex presidentes por kilómetro cuadrado. En tiempos de la AP de Fraga, se hacía difícil describir su rumbo, y luego, ya con Aznar se pasó del vidalquadrismo a la operación Piqué, para después ver como la insustancialidad del PP catalán se convertía en razón de ser, reducida a la gestión elemental de sus cuotas de poder y sin que se le conozca capacidad de interlocución social. En fin, o no ha habido una sólida estrategia del PP para Catalunya, o las hubo tantas y tan dispares que no tuvieron tiempo para sedimentar.
Preocupado desde hace tiempo por su falta de entidad mediática, desde el PP de Catalunya una vez más han optado por quejarse a Madrid de la política informativa de TVE y RNE. Una vez más, se llega tarde. Esa es una cuestión que debió abordarse hace mucho tiempo, pero que se limitó a requerir el debido minutaje o la presencia de las cámaras en cualquier mitin de comarca. En consecuencia, ni los informativos de Sant Cugat ni la información que se remite a Madrid tienen consistencia. Más bien son una copia de la que da TV3.
La alternativa no es convertir TVE en un frente antinacionalista, sino en darle cuerpo como auténtica televisión pública, para lo que cuenta con profesionales excelentes. Frente a una TV3 sesgada, ofrecer TVE de Sant Cugat como garantía de calidad sería una prueba de ecuanimidad y rigor. Se trata, sencillamente, de llegar a punto y no siempre tarde.
De hecho, los mecanismos de control institucional de TV3 acaban siendo un cambio de cromos o un cementerio de elefantes. Y ahí el PP tiene su presencia proporcional. Está en el Consell de Govern de la CCMA –TV3 y Catalunya Ràdio–. También está en ese ente tan peculiar que es el CAC, un ejemplo de cómo antes de regular hay que pretender algo distinto al control de las cuotas de partido. RTVE en Catalunya también tiene su consejo asesor, pero el PP catalán recurre a la Moncloa cuando quiere reducir algún obstáculo informativo. Es un caso clínico de adocenamiento y de partidismo trasnochado. Génova, tenemos un problema