El populismo radical de derecha e izquierda en España

Ni Vox es fascista ni Podemos comunista, ambas formaciones son populistas radicales, eso sí ,una de izquierdas y otra de derechas, pero la dicotomía fascismo-comunismo no está a la orden del día en España

Tienen razón quienes sostienen que los dilemas “comunismo o libertad” y “fascismo o democracia” no responden a la realidad de la España de hoy. Y ello es así, porque –no debemos de banalizar el asunto-, ni el fascismo ni el comunismo están en el orden del día. ¿Que en España existen fascistas y comunistas? Como en cualquier otro país de la Unión Europea. Pero –afortunadamente-, su influencia es limitada y el peligro es reducido.

Las elecciones a la Comunidad de Madrid, la polarización política realmente existente en España, la dialéctica amigo/enemigo que se ha impuesto en la política española, el guerracivilismo propio de algunas formaciones políticas jaleadas por los medios afines, la existencia de políticos que se caracterizan por su oportunismo y toxicidad, la política de algunos medios de comunicación empeñados en prescribir la realidad, todo ello, ha facilitado el relato de una España partida en dos.

Ni fascistas ni comunistas

Como se dice ahora, hay que cambiar el marco mental que opone una España fascista a una España comunista.

Claro –se decía al inicio- que hay fascistas y comunistas en España. Como los hay –se concluía- en la Unión Europea. Pero, no hay ningún partido, ni movimiento, con representación política –o que pueda llegar a tenerla a corto o medio plazo-, que predique el antiparlamentarismo, la superioridad racial y el racismo, el exterminismo, el expansionismo territorial, la onimpotencia estatal, la lucha de clases a la antigua usanza, la revolución comunista, la expropiación de los medios de producción o la dictadura del proletariado.

Fuera toda banalización. Y más, tratándose de un asunto que nos remite a la barbarie de ese siglo de la mega muerte que fue el XX. Dejemos las cosas claras: ni Vox es un partido fascista ni Podemos es un partido comunista. Ni tampoco –parafraseando la terminología que usaba José Luis. L. Aranguren-, se trata de “otro fascismo” u “otro comunismo”, ni de un fascismo o comunismo “adulterado”, “venido a menos”, “imaginativo” o “vulgar”.

El populismo radical de derecha e izquierda

Así las cosas –más allá del recurso electoral que ha llevado a bautizar a unos y a otros como fascistas o comunistas-, ¿cómo caracterizar a Vox y a Podemos? Populismo radical de derecha y populismo radical de izquierda. A lo dicho -a la manera del Benjamin Constant que hablaba de la libertad de los antiguos y de los modernos-, añado lo siguiente: el populismo de Vox respondería al populismo de los modernos y el de Podemos al populismo de los antiguos. Vayamos por partes.

Populismo, porque ambos casos cumplen los siguientes criterios aceptados para describir el fenómeno: 1) liderazgo político personalista no necesariamente carismático, 2) apoyo interclasista, 3) movilización política sostenida más allá de las formas institucionalizadas de intermediación, 4) discurso anti-establishment basado en una ideología ecléctica, y 5) clientelismo político redistributivo (Kenneth Rogers, El neoliberalismo y la transformación del populismo en América Latina, 1998).

Fascismo y comunismo no responden a la realidad de la España de hoy

Vox o el populismo de los modernos, porque fundamentalmente defiende a las clases medias frente al Estado y sus políticas distributivas –fiscalidad, subvenciones, sanidad o educación entre otras- que atentan a sus intereses económicos y a sus ideas liberales. Vale decir que, en el caso nos ocupa, además del Vox liberal que la emprende contra el Estado redistributivo, existe el Vox identitario que defiende la acción sin concesiones. Por ejemplo: la España una y el cumplimiento estricto de la legislación sobre asilo y migraciones.

Podemos o el populismo de los antiguos, porque se alimenta de la protesta de los desheredados contra las élites que causarían su miseria. Un populismo iliberal, moralizador, mesiánico, utópico, que distingue el Bien del Mal (sobre la teoría del populismo de los antiguos y los modernos se recomienda la lectura de libro de Guy Hermet y otros titulado Del populismo de los antiguos al populismo de los modernos, 2001).

El cirujano de hierro

Vox: caudillismo, retórica, tradicionalismo, acción, el pueblo como una unidad sustancial, la multitud como una fuerza que cohesionar. Más: una manera de ser y una guía de la conducta que se traduce en un determinado estilo y una determinada moral nacional. Vox o el “cirujano de hierro” (Joaquín Costa) que, a la manera del filósofo rey de Platón, regenere España.

La izquierda retrógrada

Podemos: caudillismo, retórica, tradicionalismo, acción, el pueblo como una unidad sustancial, la multitud como una fuerza que cohesionar. Más: la ilusión de una existencia colectiva donde reine el igualitarismo, la democracia verdadera y profunda, y el pueblo sea el protagonista de la historia. Un sistema económico en que el ser tenga primacía sobre el tener. Una sociedad que no se decreta desde arriba sino que se construye desde abajo. La organización autónoma del pueblo y el parlamentarismo en la calle. el monopolio de la verdad. La izquierda retrógrada.

El deseo de pureza

A buen seguro que habrán notado alguna suerte coincidencia entre los unos y los otros.

A los unos y los otros les une el deseo de pureza, el afán de quebrar o superar radicalmente el presente y/o la historia, el objetivo de crear un hombre nuevo y una sociedad nueva, la idea de revolución, el papel carismático del líder y el partido, la desconfianza en mayor o menor grado ante la democracia, el monismo ideológico, la apelación a las emociones, el gregarismo, la supresión de toda disidencia.

Todo ello nos hace temer, como apunta Axel Kaiser, “el demoledor poder que las ideas tienen sobre la realidad” (La fatal ignorancia, 2009).

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