El péndulo de Salvador Illa

El candidato del PSC se presenta en la campaña como un compensador que gravita entre los reproches al independentismo y el dardo de la mesa de diálogo

El candidato del PSC, Salvador Illa, durante un acto electoral en Barcelona, el 4 de febrero de 2021 | EFE/TA
El candidato del PSC, Salvador Illa, durante un acto electoral en Barcelona, el 4 de febrero de 2021 | EFE/TA

No hay nadie más voluble en la campaña electoral catalana que el candidato de Pedro Sánchez. Moviéndose en terreno resbaladizo. Rozando los límites, traspasando las fronteras. Con unos y con otros. Con todos o ninguno. Ahora con los constitucionalistas, luego con los independentistas.

Salvador Illa se presenta en esta campaña con un péndulo. Un compensador que gravita entre la corrección a sí mismo, cuando se apropia del discurso de Ciudadanos reprochando a los independentistas que ignoren a la mitad de los catalanes, y el dardo envenenado de la mesa por la autodeterminación y la amnistía.

La mesa, una cesión a los independentistas que podría retraer al electorado liberal aunque esa consecuencia no la ha detectado el CIS de Tezanos, que para eso está: para demostrar que el péndulo de Illa se va a amortizar. El último ‘flash’ sitúa al candidato socialista como vencedor y al PP como el último de la fila, sobrepasado por Vox, la situación ideal para Sánchez.

Con Ciudadanos casi desaparecido y el PP sobrepasado por la ultraderecha, se podría apropiar del centro y , en ese hipotético caso, el péndulo de Illa dejaría de oscilar. El mundo independentista queda en un pañuelo pero Illa les saca la cabeza con casi cuatro puntos de ventaja.

La ‘cocina’ de Tezanos deja un mensaje claro para los actos de este fin de semana: el denominado ‘efecto Illa’ podría funcionar si logra absorber a Ciudadanos a pesar del alto porcentaje de indecisos. Los que se van a abstener, una bolsa considerable, ya han decidido; por lo tanto figuran en otra clasificación.

Pero como no dan los números para gobernar, se necesitarán otras mayorías. ¿El tripartito entre PSC, ERC y los comunes de Podemos? De momento todos niegan la mayor. Pere Aragonès no pudo ser más tajante en el primer debate en TVE.

En ERC se centran en adornar su tarjeta de presentación electoral, a ver si movilizan. Y sobre todo, a ver si quedan ellos por encima de Junts per Catalunya, que las encuestas las carga el diablo. No es lo mismo que sean ellos quienes puedan decidir gobierno que Carles Puigdemont. Así es que más vale mesa de diálogo en mano que los indultos volando.

El CIS encumbra a Illa a los altares aunque sin margen para elegir gobierno

Lo que le ocupa a los nacionalistas es la autodeterminación y la amnistía para los presos sediciosos, a pesar de que son otras las urgencias de los ciudadanos en plena pandemia. El partido de Oriol Junqueras, con los presos en la calle, ha visto juego pero las encuestas no le auguran una victoria.

Después de teorizar lo fácil que resulta presionar al presidente Sánchez cuando éste se encuentra en situación de fragilidad, ha presionado esta semana con su mesa de diálogo. Qué mejor momento que el de la campaña electoral para desempolvar la mesa que llevaba hibernando durante once meses.

La mesa, una plataforma entre los dos gobiernos pero a medida de los condenados por sedición y malversación, para abordar la autodeterminación y la amnistía. Dos preceptos que no recoge la Constitución y que, por lo tanto, desbordan los límites que dice el Gobierno de Sánchez que se ha impuesto.

Todos temen el desentendimiento

Veremos cómo transitan por el sendero de la legalidad que siempre han despreciado los protagonistas del procés. Pero, de momento, con esta mesa, ERC envía mensajes a su electorado. Ellos son el partido capaz de guardar el tarro de las esencias independentistas y a la vez obtener réditos gracias a su pragmatismo negociador.

Unas ventajas que un partido maximalista como el de Puigdemont jamás podría conseguir. Está por ver si lo que le beneficia al socio que sostiene a Sánchez en La Moncloa perjudica al candidato Illa. De momento el CIS, en una sobreexposición inusitada, encumbra al socialista a los altares aunque sin margen para elegir gobierno.

Todos temen el desentendimiento ¿A quién beneficiaría que buena parte de los votantes se quedara en casa? Si los independentistas, aunque divididos, vuelven a conjurarse, los catalanes seguirán atrapados en el bucle del desgobierno.

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