El peligro que tiene otro Zapatero

El PSOE podrá relanzarse en el trasiego de las primarias si cuenta con haberse vacunado efectivamente contra cualquier brote de zapaterismo. Por ahora, estando en la oposición no acaba de arrancar ni el gobierno del PP –a diferencia de lo ocurrido con otros gobiernos en la Unión Europea– se arrastra por los suelos en las encuestas. La fatiga estructural de la vida –o inercia– partidista afecta a ambos, pero el PSOE hoy necesita ideas y nuevas caras, especialmente si se busca recambio para Pérez Rubalcaba. 

Ese el peligro que tendría otro Zapatero: tras la larga crisis del PSOE a finales de los noventa, la salida solo fue contentarse con la imagen renovadora que dio el joven Rodríguez Zapatero –nacido en 1960– sin chequear su sustancia. Entre otras cosas, Zapatero luego negó la crisis y rehusó acometer en su segundo mandato algo así como las reformas que Alemania hizo el canciller socialdemócrata Schroeder. De este modo, al final tuvo que aceptar con premura las sugerencias de sus socios europeos y luego fue deslizándose hacia el olvido político.

Las primarias del PSOE anunciadas para noviembre o bien representan un impulso innovador o acabarán por ser un tapón generacional. Más que nunca, los partidos políticos necesitan de un ascensor y de una mucha mayor capilaridad con los deseos y capacidad creativa de la sociedad en la que operan. Es por eso que la socialdemocracia europea está en estos momentos –véase el Policy Network-– buscando respuestas al populismo pujante, a las circunstancias imperativas de la globalización y a la post-crisis.

¿Ideas o nuevos rostros? La dos cosas. Sin duda, porque la capacidad pugilística de Rubalcaba, buena en el juego de piernas, no es la indicada para salir al encuentro generacional de una sociedad en la que –como indica la encuesta de Tuenti Móvil– el 84% de los jóvenes se conectan a Internet desde el móvil. Nuevos contenidos, otro lenguaje.

 
Falta saber qué perspectivas tiene el centro-izquierda
 

Se requiere una política interactiva más que una política conspiratoria. Los nuevos rostros no valdrían de mucho sin nuevas ideas cuando España tiene la actual tasa de paro y, por ejemplo, un sistema educativo desvencijado. También urge el problema del secesionismo en Catalunya: en este caso, el PSOE y el PSC han articulado una estrategia conjunta y eso podría reforzar lo que venga después de las primarias. Sin Z de Zapatero.

Ya entrados en la segunda década del siglo XXI, ¿qué es la socialdemocracia? La conversión de François Hollande tiene mucho de comedia de los errores. Lo indicativo es el rumbo que vayas a tomar los socialdemócratas en Alemania, Holanda, los países nórdicos o el Reino Unido. Hace falta un buen currículum de reflexión sobre el futuro para endosar el fotomatón de un nuevo líder del PSOE. Yendo más allá, lo que hace falta es saber qué perspectivas tiene el centro-izquierda puestos ya en la post-socialdemocracia.