El ‘no’ de Shakira y el ‘sí’ de Montero
El Ministerio de Igualdad se está cargando la causa feminista de toda la vida
Shakira, que no debe obediencia militante a ningún partido, ha sobrevolado libre sobre su venganza contra su ex, Josep Piqué. Una venganza servida en plato frío a través de una canción, que es lo que ella sabe hacer. Y, de paso, haciendo caja. Que tiene deudas pendientes con Hacienda y su canción a ritmo latino con inspiraciones de letra de ranchera está siendo la vía más rápida para recaudar dinero.
Con letra muy mejorable y sed de revancha, esta reacción de la cantante colombiana para canalizar su despecho contra el marido que la abandonó por otra mujer, ha provocado un tsunami de reacciones entre los consumidores de redes que, agobiados por tanto despropósito en la política gubernamental, buscan una evasión sobre la que pronunciarse. Y se vuelcan en referéndums virtuales con una pasión participativa inusitada que ya le gustaría a Pere Aragonés que su consulta sobre la independencia de Cataluña cosechara tanto entusiasmo. Hemos pasado del libro del nieto de la Reina Isabel II de Inglaterra (¿estamos con Harry o con su padre, el Rey Carlos III?) a la cantante colombiana, que respira por la herida del abandono (¿Shakira o Piqué?).
Los dados que la cantante lanza a su ex para potenciar su autoestima (“yo valgo más 2 de 22”) 0 “cambiaste un Ferrari por un Twingo. Un Rolex por un Casio” le bajan al peldaño de la ‘cosificación’ de la mujer. Comparándose con artículos de una mercancía de lujo. Arremetiendo contra la madre y la nueva novia de Piqué. Toda una exhibición de falso empoderamiento, que no ha dejado a nadie indiferente ¿Pero es autoafirmación o despecho? Shakira ha decidido abrir en canal su corazón roto y se ha exhibido ímpudicamente ante los lobos de verdad, que habitan la selva. Al estilo ‘Pimpinela’.
La comparación entre mujeres no le ha quedado muy feminista a la cantante colombiana. Pero Shakira, por el hecho de ser mujer, no tiene por qué serlo. El ‘no’ de la cantante se ha dado de bruces con el ‘sí’ del ministerio de Irene Montero. Con su campaña ‘derrochólica’ que está resultando un absoluto fiasco. Con 170 penas rebajadas y 22 violadores excarcelados, fruto de la ley del ‘solo ‘sí’ es ‘sí’, después de haber acusado a los jueces que la aplicaban de “machistas”, ahora la secretaria de Estado del Ministerio de Igualdad se ha permitido el lujo de frivolidad sobre una tragedia como la agresión y violación de mujeres.
Se le presenta una campaña difícil a Pedro Sánchez
Y, al ser pillada en plena función cuando se dirigía en una charla ante unas compañeras de Unidas Podemos, no se le ocurrió mejor cosa que arremeter contra el mensajero. Sin otra autocrítica que lamentar que su tono hubiera podido dañar a alguien, Ángela Rodríguez Pam, en el más puro estilo de la factoría del Ministerio de Irene Montero, se ha dedicado a lamentarse de los insultos que recibe, a hacerse la víctima y echar la culpa a los medios que la grabaron.
¿A quién va a usted a creer, a mí o a sus propios ojos?” Que diría Groucho Marx. Pero lo que dijo, y como lo hizo, cuando se rió de la preocupación de tantos ciudadanos (ella solo ve a la extrema derecha) ante la excarcelación de violadores, ha dado la vuelta a las redes. Con esa burla y esa arrogancia utilizada para quitar importancia al hecho de que un montón de violadores anden sueltos por la calle cuando se trata de la cruzada sobrenatural de eliminar el machismo del planeta.
Este Ministerio de Igualdad se está cargando la causa feminista de toda la vida con sus políticas sectarias y frívolas. Con sus campañas millonarias, en las que han despilfarrado una cantidad notable de presupuesto, no solo han dado nulos resultados, sino que están consiguiendo un evidente retroceso y han demostrado lo alejadas que están de los problemas reales de la mayoría de las mujeres de este país. La política de igualdad necesita otros liderazgos políticos. Y, desde luego, esta secretaria de Estado debería estar ya en su casa.
Mal le está yendo a Pedro Sánchez en el comienzo del año en el que se las prometía felices pensando que iba a poder sacudirse de encima la agenda de prestaciones de servicio a los secesionistas catalanes y la ley del ‘sí es sí’ para dedicarse a vender paz y prosperidad. Pero ni lo uno ni lo otro. Sus socios de ERC le esperan con más exigencias de reformas penales y de referéndums independentistas y la excarcelación de violadores le está provocando verdaderos quebraderos de cabeza. No puede echar a la secretaria de Estado, por mucha presión que esté recibiendo, porque el ala Oeste de Podemos en la Moncloa es intocable. Se le presenta una campaña difícil a Pedro Sánchez. En su ambición lleva la penitencia.