El nacionalismo-leninismo en Cataluña

La ANC es víctima de sí misma, de unas emociones engañosas, de unas valoraciones erróneas y, por supuesto, de unas propuestas disparatadas

No es la primera vez que la Asamblea Nacional Catalana (ANC) frecuenta el leninismo.    

Ya en 2014, la ANC –en la Hoja de Ruta 2014-2015, que “profundizaba” la Hoja de Ruta de 2013– hablaba de un “proyecto imparable e irreversible”, de una “sociedad catalana [que] ha de estar preparada y dispuesta a actuar en cualquiera de los escenarios que se puedan llegar a producir», del “destino final y los caminos para llegar”.

En la ‘Hoja de Ruta 2014-2015′, la ANC ya hablaba de tomar el control de las grandes infraestructuras

Así como hablaba de «convencer a la mayoría de nuestros conciudadanos de que solo con la constitución de la república catalana tendremos la posibilidad de progresar en todos los campos».

La ANC concretaba: “llegará el momento en el que se deberá hacer, formalmente y solemnemente, la declaración de independencia” y otros “actos de ejercicio de soberanía” como, por ejemplo, el «control de las grandes infraestructuras y fronteras –puertos, aeropuertos-, la seguridad pública, las comunicaciones…» 

Cuatro años después, la ANC persevera. En efecto, la ANC –según ha señalado El Periódico– habría aprobado un nuevo documento que hablaría de “revalidar la declaración unilateral de independencia en el Parlament y publicarla en el Diario Oficial de la Generalitat de Cataluña” y “hacer una solemne proclamación de la república ante el mundo y pedir el reconocimiento internacional”.

La ANC estaría dispuesta a asumir el liderazgo del movimiento independentista

Hay más: “bajar la bandera española del Palau de la Generalitat y el Parlament, publicar los decretos de desarrollo de la ley de transitoriedad jurídica, dejar en libertad a los presos políticos y organizar el retorno de los exiliados”, además de “activar el plan de control del territorio de forma indefinida en cumplimiento de la legislación vigente del Estado constituido”.

Para ello, la ANC estaría dispuesta a “asumir el liderazgo del movimiento independentista para posibilitar la creación de un consejo de coordinación efectiva de todos los actores políticos” y dirigir el “despliegue por el territorio” y la “movilización permanente”. Por supuesto: “el control de los mossos

En los documentos de la ANC se percibe una suerte de nacionalismo-leninismo caracterizado por los siguientes elementos:

– El vanguardismo o el liderazgo iluminado de una minoría dirigente –combativa, revolucionaria, centralizada y disciplinada- que señala el correcto camino a seguir para alcanzar el destino final. 

– El agit prop o la concienciación nacional de la masa.

– La crítica de cualquier propuesta, programa, organización o individuo que apueste por el revisionismo o el oportunismo.

– La acción nacional y revolucionaria fundamentada en la movilización permanente, la unilateralidad, el control de la policía, los actos de soberanía, la ley de transitoriedad jurídica, el control del territorio, la libertad de los presos, la independencia y la proclamación de la república.  

El rol de la ANC en el independentismo catalán

Parafraseando uno de los trabajos más conocidos de Lenin, puede decirse que la ANC, en lugar de dar “un paso adelante, dos pasos atrás”, está dispuesta a dar dos pasos adelante y ninguno atrás. 

Más allá del nacionalismo-leninismo implícito, los documentos de la ANC brindan una oportunidad de oro para aproximarse a un movimiento -el independentismo catalán- del cual cabe destacar su deriva megalómana y mística.

Una suerte de delirio –despropósito, desatino- de grandeza que conduce a creer que se es más de lo que se es y que se tiene derecho a ser lo que no se es.

La ANC –el independentismo catalán- es víctima de sí misma. Víctima de unas emociones engañosas, de una ofuscación sentimental, de unas percepciones y valoraciones erróneas, de unas proposiciones falsas, de unas conjeturas refutables, de unas propuestas disparatadas.

Todo ello, firmemente enraizado en su manera de ser y hacer, convierten la ANC en una organización irreductible a cualquier razonamiento que cuestione las ideas propias.

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