El nacionalismo étnico de Pablo Iglesias
La madrugada de este viernes arrancará oficialmente la campaña electoral en Cataluña. Nos esperan dos semanas de mítines y del clásico alud de propaganda electoral. Sin embargo, la mayoría de grupos políticos ya están en campaña desde hace días. Cataluña es un territorio en disputa como pocos y los políticos españoles se pasean por aquí como quien visita las colonias.
Mariano Rajoy, Pedro Sánchez y Pablo Iglesias desembarcan en Cataluña con un denominador común: atacar al soberanismo catalán por tierra, mar y aire. Los tres saben que Junts pel Sí va a ganar estas elecciones, pero lo que intentan es que no lo pueda conseguir con la holgada mayoría que pronostican las encuestas. Mientras que el soberanismo se presenta eufórico, recabando entre los electores una revolución de las sonrisas, los tres mosqueteros españolistas echan mano del verbo agrio que habitualmente utilizan los poderosos.
El último en alimentar la bajas pasiones ha sido Pablo Iglesias, quien dijo en un mitin en Rubí algo que podría haber firmado otro político llamado Iglesias, Don Emiliano, el jefe pontevedrés del Partido Radical en Cataluña durante los disturbios de la Semana Trágica de 1909. Los dos Iglesias son de verbo fácil y demagogia etnicista, lo que a Don Emiliano le sirvió para alimentar la brutalidad, incluso física, de los Jóvenes Bárbaros contra los catalanistas.
El Iglesias actual, cuyas ideas no tienen nada que ver con el prócer de los socialistas a pesar de ser tocayos, recurre al burdo populismo de antaño para atacar a los independentistas: «Desprecian a la gente de barrio […] Esa gente de barrio que no vota debe sacar los dientes, esa gente de barrio que no se avergüenza de tener abuelos andaluces o padres extremeños tiene que sacar los dientes, no podéis consentir que os hagan invisibles en Catalunya». ¿Quién es invisible en Cataluña?
El discurso de Podemos es igualito al de Ciutadans, pero con el puño en alto, partido al que le quiere disputar la segunda plaza que le auguran las encuestas con los mismos argumentos dolientes sobre catalanes marginados por su origen. Ante tamaño disparate, el exdiputado de la CUP, David Fernández, se dirigió a Pablo Iglesias desde su cuenta de twitter, y le recriminó sus estúpidas palabras: «Ya vale, ¿no? ¿Alguna manía especial en intentar dividir a los catalanes por su origen? Vengo de Zamora. Soy independentista». Los independentistas tienen muchos orígenes en Cataluña.
Los viejos militantes del PSUC que en anteriores elecciones apoyaron a ICV-EUiA, ahora aliados de Podemos, lo tienen más claro que ese Iglesias alimentado por la derecha mediática ultraespañolista. El manifiesto, impulsado por Oriol Bohigas, Borja de Riquer, Anna Sallés, Xavier Folch o Perejaume, entre otras personalidades, pide a gente de izquierdas que vote a Junts pel Sí o a la CUP ante la imposibilidad de emendar el tradicional centralismo españolista que Pablo Iglesias asume sin ruborizarse. En Rubí, Iglesias se regodeó con las mismas fantasías étnicas que utilizó Milošević en su famoso discurso de 1989 en Gazimestan. Mal augurio.