El momento histórico de Junqueras
Se acerca el momento en el que Oriol Junqueras deberá tomar decisiones. Debe asumir una doble presión. La que le llega por las encuestas, porque en todas aparece como ganador en las próximas elecciones, y la que ejerce el Gobierno español, que ha comenzado a hacerse a la idea de que negociará con él en los próximos meses.
El ejecutivo de Mariano Rajoy no asiste ante esa posible realidad con resignación. De hecho, la prefiere porque lo que desea es tener cuanto antes un interlocutor que le pueda aguantar un acuerdo. Y lo que percibe es que Junqueras puede ser ese hombre en Cataluña.
El Gobierno del PP tiene muy claro que no quiere saber nada de la antigua Convergència. Considera que Artur Mas no puede tener una segunda oportunidad, que traicionó al Estado, y que es imposible renovar una clima de confianza que se rompió hace mucho tiempo. El rostro de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría se arruga cuando se le habla de Mas o de los dirigentes de la ex Convergència. Podría intentar algún acercamiento con Carles Puigdemont, como aseguró este domingo el delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo, pero lo que desea Rajoy es pasar página lo antes posible.
Y delante aparece la figura de Oriol Junqueras, que ha querido permanecer en un segundo plano en los últimos meses. Las dificultades de Junqueras son grandes. Ha previsto que su partido debería poder gobernar en los próximos años en Cataluña, que hay nuevas generaciones de políticos y, en general, en la sociedad catalana que aspiran a cambiar el modelo de gestión, a priorizar algunos temas, y a sustituir un sistema que ha acabado siendo perverso, con políticas clientelares, y con complicidades peligrosas entre una administración ‘ocupada’ por políticos y determinadas empresas.
Junqueras, que ha logrado un buen clima de relación con el mundo económico, sabe, sin embargo, que no puede decirles a los suyos que el proceso soberanista se debe aparcar y esperar un tiempo. Que deberá mantener la llama. Pero también es consciente de que no se puede correr contra un muro, y decir que no pasa nada, que se acabará saltando.
Ahora le llega su momento. Artur Mas ha querido correr más que nadie, y prepara su retorno a la Generalitat, confiando en que la sentencia sobre el 9N no será tan contundente como se espera. Mas quiere volver. Y desea hacerlo para reconducir el proceso soberanista, para buscar una negociación con el Gobierno, y, de paso, para mantener el poder. ¿Qué hace mientras Oriol Junqueras?
En breve deberá tomar decisiones. De él dependerá, si no fracasan por completo las encuestas, el sentido del próximo gobierno de la Generalitat. De su personalidad dependerá si imprime un cambio en las prioridades de la política catalana. Él mismo ha demostrado que los gobiernos nacionalistas de CiU no se habían creído la autonomía, y habían renunciado a cuestiones tan básicas como perseguir a los morosos por los impuestos cedidos y propios que administra la Generalitat., algo que sí hace, por ejemplo, la comunidad autónoma de…Murcia.
Pero en determinados momentos hay que ser valiente, decir las cosas claras a tus electores, fijar un rumbo, y gobernar de una vez. Porque lo que pasa en Cataluña desde el final del segundo tripartido, tras las elecciones de noviembre de 2010, es que no se ha querido gobernar. Esa es la verdad. Y ya llevamos más de seis años, y camino de siete.