El ministro Bolaños y el ‘procés’
En la política actual no deben existir afirmaciones que abran puertas a matices inciertos
El ministro Félix Bolaños cometió un error al afirmar que “el ‘procés’ estaba terminando”. El gerundio podría ser correcto. Pero no todos los medios lo recogieron así. Los más interesados en el error del ministro utilizaron en sus titulares el pretérito perfecto del indicativo. Así se podía leer “ha terminado”. Y claro, no es lo mismo.
Lo definió muy bien el académico y Nobel, Camilo José Cela, a la salida del hemiciclo en sus días de senador real cuando explicó que el presidente de entonces de la institución le había señalado que estaba dormido y él le respondió que estaba durmiendo. El presidente le contestó que era lo mismo, situación que motivó la rápida respuesta del escritor afirmando que “no era lo mismo estar jodido que estar jodiendo”.
El independentismo catalán está debatiéndose entre él mismo
Y así es. No es lo mismo ir “terminando” que estar “terminado”. Es una cuestión de matiz. Y ese fue el error. En la política actual no deben existir afirmaciones que abran puertas a matices inciertos. Si se está “terminando” es que algo todavía ocurre, que pasa, como cuando se está “jodiendo” que es inversamente proporcional a estar “jodido”.
El proceso de finalización del impulso emocional del movimiento independentista no llegará nunca. Siento ser partícipe de tal información. Otra cuestión es saber en qué estado se encuentra: en un momento álgido o desmoralizante o de desconcierto. Me inclinaría por este último.
Pero el ministro Bolaño se equivocó y dio rienda suelta para que los más molestos y perjudicados del ‘procés’ ante la situación actual se rebotaran. Una excelente excusa para reafirmar e intentar movimientos de agitación que pudieran llegar a la calle.
La acción fracasada de la manifestación que intentaron organizar las asociaciones independentistas el pasado jueves ante la cumbre franco-española, que reunió a Pedro Sánchez y Emmanuel Macron en Barcelona, es un ejemplo del estado en el que se encuentra el “procés”.
Las excusas que hemos oído son variadas. Sin embargo, antes nunca se habían oído: frío, día laborable, zona de la ciudad… La última vez que Pedro Sánchez organizó una movida de gobierno en Barcelona como fue un Consejo de ministros consiguió que las movilizaciones paralizaran la ciudad. Día laborables y zona de la ciudad, también fueron importantes.
Por lo tanto, no hace falta conocer cómo se encuentran. Las acciones demuestran que las cosas están en otra órbita y, al contrario de las declaraciones del ministro, lo mejor sería enmudecer y dejar que la tensión siguiera rebajándose.
El independentismo catalán está debatiéndose entre él mismo. ¿Quién tiene más poder? ¿Quién controlará el futuro? Las elecciones municipales distorsionan casi todo. Ninguna de las dos formaciones está en un momento pletórico. Sin embargo, todo apunta a que ERC logrará unos buenos resultados municipales en general, en contra de JxCat. Otra cosa son las capitales de provincia. Los del PSC parecen haber encontrado algunas claves de cercanía y tener el poder en el Gobierno ayuda.
El mundo político parece desbocado y con la palabrería fina que soportamos cualquier cosa puede suceder. Las palabras no siempre se las lleva el viento.