El lavado de cara de Rajoy con el impuesto de sociedades
Esta semana económica nos ha dejado perplejos ante las resbaladizas declaraciones del ministro De Guindos acerca de los cambios en el impuesto de sociedades. Ya todos sabemos que no es una subida. También sabemos que a Bruselas le han vendido que se recaudarán 6.000 millones de euros más gracias a la no-subida. Cuesta entender que se recaude más de un impuesto sin subirlo.
Cuando se lee la letra pequeña y se entiende qué significa un aumento de la retención a cuenta, que no se trata de que pagues más, sino de que pagues más cantidad por anticipado sobre el total que vas a pagar de todas maneras, te das cuenta de que la mentira está en la otra parte del razonamiento. Bien, es posible (aunque no seguro) que el gobierno recaude ahora 6000 millones de euros más. Pero esa misma cantidad dejará de recaudarla más adelante, ya que el total no varía.
Es decir, otro lavado de cara, esta vez a causa de la amenaza de multa por incumplimiento del objetivo de déficit por parte del Gobierno español. No se trata de que Bruselas quiera que nos ahoguen a impuestos. Las autoridades europeas lo que quieren es que cuadremos el presupuesto de una vez.
Lo que no nos van a decir, porque no pueden, que igual lo harían encantados, es explicarnos exactamente cómo. Es el soberano pueblo español encarnado en sus representantes (antes en su sentido más pleno y desde diciembre en funciones) quienes deciden. Y la cadena de decisiones ha ido encaminada hacia más y más gasto público ineficiente. Y recalco lo de ineficiente para que no me lluevan las críticas fáciles y aburridas acusándome de querer que los ancianitos no tengan para alimentarse y de querer que caiga un asteroide sobre la Tierra.
Lo que demando es que se recorten los gastos políticos absurdos, las duplicidades, los pagos de favores electorales (como el FLA), que se cierren las empresas públicas que le cuestan un ojo de la cara a los esforzados pagadores de impuestos de a pié. Vamos, lo normal.
Por el contrario, el gobierno en funciones ha decidido tocar el impuesto de sociedades. Y esa decisión tiene muchas lecturas. Primero, que son capaces de hacernos creer que aplican medidas fiscales sin subir impuestos pero aumentando la recaudación. Además, algunos analistas más o menos de acuerdo, afirman que solamente va a afectar a las grandes empresas. Como si eso me dejara más tranquila. O que adelantar pagos no hunde una pyme. Pues depende de qué pyme y cómo. Pero no entro en esos detalles.
Mi punto es si aumentar la retención a cuenta es una medida que facilita, dificulta o deja indiferente la marcha de la empresa. Especialmente en un país donde tener una empresa es un acto heroico y donde la crisis ha destruido en torno a un 20% o 30% del tejido empresarial, dando lugar a un desempleo escandaloso. No vivimos en un paraíso empresarial donde es fácil montar una empresa ni tampoco mantenerla en marcha, tampoco las grandes empresas, por eso hay pocas y por eso se van fuera.
Y, por otro lado, el momento no es exactamente el mejor. La coyuntura europea es incierta, por no ponerme muy alarmista, y cada vez son más las voces que apuntan a una nueva recesión en el 2017.
¿En estas circunstancias es bueno para el desempleo obligar a las empresas a cambiar sus previsiones de pago, a adelantar el desembolso para que el gobierno se lave la cara? Porque el tema no es que si las empresas hacen ese esfuerzo se soluciona el déficit. Resulta que lo que se ingrese de más ahora se dejará de ingresar después. Se trata de zafarse de la multa.
Las autoridades europeas ya han dicho que la eficacia de la medida así planteada dependerá entre otras cosas de si gana Rajoy las elecciones, así que seguimos nominados para el castigo que implica, además del pago de hasta 2.100 millones de euros, la congelación de los fondos estructurales.
Pero ahí no acaba la cosa. Para reducir esos 6.000 millones de euros, De Guindos también cuenta con el ahorro derivado de los menores tipos de interés gracias al Banco Central Europeo, y a un mayor crecimiento económico. ¿Un mayor crecimiento económico? Liderado por las empresas afectadas por el retoque en el Impuesto de Sociedades imagino.
Adelantar pagos no es un hecho neutral. El desarrollo de los instrumentos financieros se basa, precisamente, en la preferencia por la liquidez, en la valoración del tiempo por parte de quien paga y quien recibe. Si el retraso en el pago de la deuda implica un mayor coste para el acreedor, el adelanto del cobro de la misma también representa un mayor coste para el deudor. Con una diferencia. El dinero que los empresarios (o que usted) pagan a Hacienda es suyo, no de Hacienda.