El lago de los cisnes y las pensiones

La demagogia de algunos y la cobardía de los demás me indigna, impide hacer un debate serio. Por ejemplo, no permite que la gente sea lo suficientemente consciente del abismo al que está abocado el sistema de pensiones de la Seguridad Social. Intentaré exponerlo de una manera lo más sencilla posible.

Situación

El sistema de pensiones de la Seguridad Social de reparto es como el lago de un parque urbano. Un hermoso lago de aquellos que tienen cisnes y está surcado por barcas de recreo. Un lago de aguas apacibles, poco profundo y relativamente amplio en cuanto a superficie. La entrada de agua en este lago se produce gracias a millones de pequeñas aportaciones, que nosotros simbolizaremos por vasos de agua que se vierten mensualmente. Los vasos son las cotizaciones que cada trabajador aporta cada mes.

La salida de agua del lago llena millones de pequeños jarrones. Los jarrones son las pensiones que se pagan cada mes. El lago se sostiene porque los que vierten vasos hoy no son conscientes de la fragilidad del sistema (que le pregunten al señor Madoff de dónde sacó la idea de su sistema piramidal) y confían ciegamente en que mañana ellos obtendrán jarrones portentosos y podrán llenar independientemente de quién, cómo y cuántos vasos existan entonces.

Riesgos

Si se observa este lago desde lejos, podría llegar a pensar que hay muchísima agua porque es muy tranquilo y transparente. Incluso se tendría la certeza de que nunca se secará. Lo que la gente desconoce es que para que el agua sea clara, debe circular. Dado que los vasos difícilmente son mas grandes que los jarrones, es evidente que para mantener el nivel del lago necesitamos tener más vasos que jarrones. Muchos más.

La proporción de equilibrio entre unos y otros se rompió hace unos meses y el lago ya está bajando de nivel. Sin embargo, lo hace de una forma tan imperceptible y tan lenta que casi nadie se puede dar cuenta a simple vista. Hay que hacer una proyección a cinco o 10 años para ver una bajada significativa. Pero para que el lago conserve un nivel razonable de seguridad, habría que tomar medidas hoy mismo. Como la evolución es tan lenta, tampoco veremos sus efectos hasta que hayan pasado varios años.

Ignoramos los estudios de los expertos que avisan que el lago peligra y mantenemos la creencia (ficticia, por otra parte) en el sistema que lo sustenta. Quizá entonces haya una cierta revolución de los vasos que la alimentan.

La pregunta que viene a la cabeza es sencilla: ¿Por qué todos los expertos creen que el nivel del lago bajará? Muy sencillo, porque nuestro lago se construyó cuando la población tenía forma de pirámide y bajo la hipótesis de que con una tasa baja de desempleo, siempre habrá más vasos que jarrones.

Pero el aumento de la esperanza de vida de la población y la baja de la natalidad ha provocado que la pirámide de la sociedad adquiera la forma de un rombo. Además, la tasa de paro ahora ya llega al 27%, por lo que es evidente que el lago se secará.

Soluciones

Existen varias medidas para revertir esta situación. Aumentar el número de vasos solucionaría el problema, pero eso ahora mismo no es una opción que esté sobre la mesa. Los nuevos ciudadanos que vinieron en las olas inmigratorias del siglo XXI abandonan el país. Ya han salido cerca de medio millón de personas desde que se inició la crisis. Los nacimientos no repuntan y la tasa de paro es elevada.

Algunos argumentan que el remedio viene, precisamente, al incrementar el tamaño de los vasos. Pero varios estudios han determinado que esto encarecería el factor trabajo. Es decir, nos haría menos competitivos y profundizaría aún más la recesión que padecemos.

En relación a las aportaciones la última posibilidad, consistiría en desviar otros arroyos (sanidad, educación, seguridad, etc …) hacia el lago de las pensiones, pero el lamentable estado de esto ríos por culpa de la persistente sequía, desaconseja trasvase.

Por el lado de las salidas, también hay medidas a tomar. Una de ellas es reducir el número de jarrones, pero eso es casi un suicidio político. Hasta ahora, todas las decisiones que se han tomado dejan claro que incluso las personas que no han tenido un vaso sí que deben tener un jarrón, aunque sea uno muy pequeñito (las pensiones no contributivas).

La segunda medida sería reducir el tamaño de los floreros. Sin embargo, hay muchos que ya tienen el mínimo posible. También sería un suicidio político reducir aún más su tamaño. Para los floreros que superan el mínimo, se proponen diferentes formas para recalcular su tamaño. Algunas de ellas se han bautizado con el nombre de factor de sostenibilidad o, lo que es lo mismo, ampliar los años de cotización o incrementar el periodo de cálculo, etc. Todas ellas buscan una reducción, con más o menos justicia.

La medida más factible y la que tiene un mayor impacto en el lago es alargar la edad de jubilación. Es decir, reducir las veces que llenamos el jarrón. Es la forma más efectiva de asegurar la sostenibilidad del lago ya que implica, necesariamente, que se combine con el incremento de las veces que vertemos el vaso.

Decisión

Todos los expertos están de acuerdo en reformar el sistema y pueden diferir en el grado, pero no en el sentido de la reforma. Entonces, ¿por qué realizamos estudios y pactos sobre las pensiones y nadie toma ninguna decisión definitiva? ¿Por qué no se han emprendido medidas para evitar que el lago se vacía? Muy sencillo: nos tiembla el pulso.

Los ciclos políticos sólo duran cuatro años. Cuando elegimos a una persona que debe tomar decisiones que afecten a la ciudadanía, ir más allá de este periodo de tiempo es una temeridad y una estupidez política. Necesitaríamos alguien suficientemente loco, bastante popular y con suficiente autoridad para presentarse, ganar las elecciones y tomar esta medida para perder las siguientes y pasar a la historia como el demonio. ¿Algún voluntario?

Nota:

Si alguien cree que exagero, que lea este informe sobre pensiones del Banco de España donde se explica que el sistema entrará en quiebra en 2040. Queda bastante tiempo pero, ¿ha pensado en qué año se jubilará? El documento suponía una población de 60 millones, un crecimiento sostenido de entre el 2-3% hasta 2040 y un paro entre el 6% y el 8%.

Si con estas variables el sistema ya no era viable, imagínense ahora, con un paro del 27%, medio millón de inmigrantes que dejan el país cada año y un decrecimiento del 0,8% de media en los últimos cinco años.