Es creíble la hipótesis de que el próximo presidente del Gobierno español no se encontraba entre los cuatro monologuistas participantes en el presunto debate del lunes. Comparecieron, sí, cuatro líderes de cuatro formaciones, pero entra dentro de lo posible, si no de lo probable, que la aritmética y las estrategias partidarias vuelvan a impedir que se imponga la teórica lógica política: un gobierno de centroderecha (PP C’s) o un gobierno de izquierdas (PSOE Unidos Podemos) encabezado por alguno de ellos.
Más allá de los relatos previsibles y de esa minoría a la que el debate o lo que fuese le habrá despejado dudas, interesaba desentrañar por dónde pueden ir los tiros en las negociaciones a partir del 27 de junio. Sin embargo, el contenido, el contexto y el tono confirman que seguirá siendo muy difícil llegar a un acuerdo parlamentario para investir a alguno de los contertulios como presidente del Gobierno.
Con arreglo a las encuestas (falibles, no se olvide), Rajoy ganará las elecciones, pero de nuevo carecerá del apoyo parlamentario preciso para retener la presidencia. Vista y oída la durísima arremetida «inquisitorial» de Albert Rivera, ni siquiera contaría con Ciudadanos. Rajoy descartado.
Si la coalición de Podemos e Izquierda Unida, más la suma de sus anexos territoriales, adelantase al PSOE, la opción de Iglesias para ser presidente pasaría inexcusablemente por el apoyo socialista. Por si había alguna duda, ya quedó claro en el debate que no lo tendrá. El emergente líder «socialdemócrata» no será presidente. Iglesias descartado.
Todo parece indicar que el tren de Pedro Sánchez ya pasó. Lo intentó con valentía y capacidad de diálogo, pero no le dio resultado. Aun cuando no se produzca el temido «sorpasso» de Podemos & asociados, será muy difícil verlo repetir investidura en un escenario muy similar al anterior. Los podemitas repetirían actuación. Sánchez descartado.
Ciudadanos será cuarta fuerza política. Cuenta mucho para formar gobierno, pero haría falta una estrambótica combinación para que arribase a La Moncloa. Incluso llegados a la gran coalición de la que habla Rajoy (PP PSOE Ciudadanos), el llamado a la investidura no sería Albert Rivera (por cierto, el mejor orador en el debate). Rivera descartado.
Si quedasen descartados los cuatro candidatos, el PSOE se va a ver en la tesitura de permitir un gobierno de centro-derecha o incluso participar en la gran coalición propugnada por el PP para eludir una tercera convocatoria electoral. De lo visto en el debate se deduce que, paradójicamente, la presencia de Mariano Rajoy sería el primer gran obstáculo para dejar gobernar al ganador. Será la hora de los «sacrificios personales» de los que hablaba Aznar. El paso atrás de Rajoy, porque los ataques de Rivera y Sánchez se dirigieron al presidente en funciones, no al Partido Popular.
Entonces sí que llegará el momento de Soraya Sáenz de Santamaría, la vice que, aliada con el calendario y al menos de momento, le ganó la dura y discreta batalla sucesoria a Feijóo en el Partido Popular.