El impacto económico del referéndum

Tenemos fecha y preguntas sobre si Catalunya debe convertirse en un Estado. Y sobre si éste debe ser independiente o federado/confederado. Mi colaboración en un digital económico me obliga a hacer un esfuerzo de sacar la punta a las consecuencias económicas de esta quema de barcos. Aunque sea telegráficamente.

  1. Posicionamiento de marca. Catalunya sale en las portada de todos los medios de comunicación internacionales. Existe como sujeto político. La manifestación del 11 de septiembre de 2012 y la Vía Catalana de la diada de este año ya son un avance de esta gran inversión en marca -país. La marca Catalunya no existía. Y siempre había que ir a remolque de Barcelona, lo que se hacía a gusto. Y de la marca España, que continúa posicionada internacionalmente sólo como destino de turismo de ocio y gastronomía. Además, actualmente está asociada a una democracia de baja calidad, corrupta y con una economía decadente. Será, pues, difícil de calcular el impacto económico positivo que habrá significado el fortalecimiento de esta marca Catalunya debido al soberanismo. La persistente llegada de inversiones internacionales parece confirmarlo.
  2. Innovación disruptiva en la gobernabilidad. Se reclama que en una crisis estructural como la que vivimos (triple en nuestras latitudes: mundo, Europa, España) las empresas y los ciudadanos se reinventen. Ha hecho fortuna el concepto de innovación disruptiva, que viene a decir que no basta con ligeras mejoras sobre lo que se hace habitualmente, sino que se tiene que hacer cosas totalmente nuevas para sobresalir en soluciones y competitividad. Crear un nuevo Estado es, en política, la innovación más disruptiva que se puede hacer. Y es el momento de replantearse todas las formas arcaicas de gobernar para superarlas con nuevas maneras adecuadas a las necesidades del tiempo.
  3. Explosión de creatividad. La dimensión política de la innovación no es aislada. Responde a una explosión general de creatividad social. La lleva a cabo la sociedad civil, abandonada por el Estado/ Generalitat más que en cualquier otro territorio de Europa y de España, está inventando nuevas formas de cooperación para abordar problemáticas personales o familiares. También tiene lugar en el campo de los creadores artísticos y literarios, donde nuevas hornadas de jóvenes están demostrando una exuberancia creativa que desborda el escaso mercado catalán y el hostil mercado español, y que basan sus triunfos en éxitos internacionales. Catalunya pasa la cuarta gran ola de creatividad en un solo siglo. La creatividad vinculada a movimientos regeneracionistas siempre ha surgido como reacción a crisis españolas: la colonial de 1898, la dictadura de Primo de Rivera, el franquismo y, ahora, la crisis de la España monárquica. España nunca la ha vivido con la misma intensidad y en clave tan positiva.
  4. La internacionalización económica. La crisis global ha provocado una acelerada internacionalización de pymes catalanas, muchas de ellas del sector de servicios. Pero la hostilidad creciente del mercado español a las ofertas procedentes de Catalunya dan a este fenómeno un impulso suplementario que ya ha hecho por primera vez que las cifras de negocio exterior superen las del mercado español. El éxito de los profesionales catalanes en Sudamérica, por ejemplo, es un antecedente del papel determinante que un eventual Estado catalán tendría en el marco hispanoamericano, que, en algunos segmentos y en términos relativos de PIB, ya lidera hoy Catalunya.
  5. La visualización internacional de la ciencia. Los últimos datos de resultados de la ciencia catalana confirman, pese a los recortes, los altos niveles alcanzados que, disueltos en el magma burocrático español, pasan desapercibidos. El clúster científico catalán, ya desde mi paso por delante de la consejería del ramo, se ha situado en el liderazgo del sur de Europa, junto con Suiza e Israel. Ahora sólo falta la mejora en transferencia tecnológica. El proceso hacia la autocefalia política seguro que mostrará el peso de pymes y ciencia, y hará aflorar nuevas alianzas que se convertirán en poco tiempo en multinacionales ligeras de matriz catalana especializadas en economía creativa y verde.
  6. El atractivo turístico. El posicionamiento espectacular de la marca Catalunya, conseguirá que el éxito ya demostrado de Barcelona garantice la fidelización del turismo de calidad que encontrará en todo el territorio interior (el 80%) virgen turísticamente el diamante en bruto que sólo había que pulir desde el autoestima y la apuesta desacomplejada por la identidad. Como anécdota, la boda india en el MNAC es un publirreportaje para cientos de millones de indios de clase media y mercado emergente turístico.

Podría seguir, pero me limitaré a enunciar en cambio las dificultades que conllevará a las poblaciones y territorios que continúen incluidos bajo el paraguas de España, sin presentar un proyecto de innovación disruptiva política, social , económica y cultural.

  1. La marca-país en caída libre con una creciente imagen de democracia en retroceso y corrupción creciente. Advertencias de la ONU, proceso al franquismo en Argentina etc.
  2. Una imagen de país poco creativo y flexible, muestra del cual es la actitud cerrada y numantina (y, por tanto, ineficiente) que expresa ante todos los conflictos nacionales e internacionales: Catalunya, Euskadi, Ceuta y Melilla, o patentes europeas, como el reconocimiento de Kosovo.
  3. Baja creatividad en términos relativos. Cuando la clase dirigente de un país se ha convertido en una oligarquía reaccionaria que se limita a decir que no y no plantea ninguna transformación estimulante ante las dificultades, el clima de pesimismo se instala incluso en la periferia intelectual del régimen. Así tuvo lugar el pasado, en los escasos brotes regeneracionistas españoles como los del 98.
  4. Una ciencia residual. Sin el peso de la ciencia catalana y con la crisis estructural del organismo burocratizado del CSIC, y abandonada la innovación empresarial a la que puedan hacer los miembros no industriales del IBEX 35, que son la mayoría, el futuro de España es volver a lo que inventen ellos.
  5. Con la pyme catalana y periférica desconectada del mercado español, éste quedará cada vez más como el reino de los oligopolios que, como los eucaliptos, empobrecerán la tierra a su alrededor y acabarán convirtiendo la península en un erial como Madrid históricamente ya hizo con Castilla.

Así pues, con la decisión de la víspera de Santa Lucía, patrona de las modistas, los partidos de tradición democrática (excepto el residual PSC ) han cosido un acuerdo trascendente, no sólo desde el punto de vista político, sino social y económico. Sólo me queda pedir que Santa Lucía conserve la vista a nuestros dirigentes, como dice el dicho popular. Y no sé si hacer el mismo ejercicio con nuestros adversarios, o es mejor que Santa Lucía los abandone en su persistente ceguera.

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