El ICO de los líos, Luxemburgo y el premio al presidente
Cuando los independentistas razonan su escasa querencia por el proyecto español siempre se sostienen argumentalmente en la anquilosada estructura del Estado. La consideran anacrónica, clientelar, injusta, nepótica y, en definitiva, fuera de lugar. Es obvio que se trata de una generalización peligrosa, que España es bastante más que su ridiculización en foto fija, pero sí que es cierto que entre la corrupción y la crisis institucional muchos cargan de munición política a sus adversarios.
El caso del Instituto de Crédito Oficial (ICO) es uno de ellos. Desde este espacio ya nos hemos referido a él para criticar sus andanzas. Es el equivalente al banco público español y tiene la encomienda del Gobierno de conseguir que la financiación regrese a la pymes tras el cerrozajo de la banca española, que a duras penas mantiene las constantes vitales por la vía de los depósitos y las comisiones aplicadas a sus clientes por cualquier servicio posible.
El ICO es un organismo dependiente del Ministerio de Economía. Durante años ha sido un gran aliado de la banca. Sus líneas de crédito han sido utilizadas por multitud de empresas y han permitido regar el tejido productivo español de recursos financieros imposibles de obtener por otras vías. Hoy, su papel es aún más necesario que en el pasado. La escasez de fuentes de financiación hacen indispensable que un organismo público actúe como promotor del sector privado. Con todas las garantías, faltaría más tratándose, al final, de recursos de origen y administración pública.
Pero va a resultar muy difícil generar credibilidad en la actuación del ICO a la vista de sus últimas adjudicaciones. Alguna de las sociedades ganadoras, como se explica hoy, no tiene ni tan siquiera estructura corporativa en España. Bien, para empezar. Resulta que quien mejor conoce las necesidades de financiación del mundo pyme español es una empresa radicada en Luxemburgo, donde colaboran –eso sí– antiguos compañeros del actual ministro de Economía, Luis de Guindos, en Lehman Brothers.
Mientras sucede y suscita el mosqueo justificado del sector, nos desayunamos con que el último presidente del ICO fue seleccionado por el Gobierno para sustituir en la vicepresidencia del Banco Europeo de Inversiones (BEI) a la imputada socialista Magdalena Álvarez. En fin, en ocasiones el mero relato de los hechos hace innecesarios los comentarios…