El gran engaño

Dicen que el paro nacional descendió en más de 60.000 desempleados. El mayor descenso desde 2002. Y queda en la cifra final de 4.451.939 parados. Vale. ¿Usted se lo cree? Yo no. Porque las cifras son maquilladas según le interesa al Gobierno. Porque echan de la estadística del paro a los de larga duración que ya no reciben prestaciones. Porque cuentan a los que trabajan dos o tres horas al día con un ridículo de salario. Se incrementa el trabajador pobre. Los economistas lo llaman «devaluación salarial». O sea, miseria. Y lo peor es que esta figura ha llegado para quedarse en nuestra sociedad trabajadora. No me lo creo porque los bolsillos de los ciudadanos están vacíos. Porque esta Semana Santa se han llenado los pueblos. Para ahorrarse el apartamento y comer gratis a cuenta de los abuelos. Triste. Muy triste. Pero real.

Dice el departamento de la todavía ministra de Trabajo Fátima Báñez que el desempleo se ha reducido en los últimos doce meses en 343.927 personas. Puede. Con trabajo temporal que superó el 31%. Y que la Seguridad Social aumenta en más de medio millón el número de cotizantes. Cotizarán miseria.

En esta legislatura hay 650.000 empleos menos, el 60% de los parados son de larga duración, el 70% no tiene ningún tipo de prestación. Según la EPA los parados alcanzan los cinco millones y medio. Otros los acercan a los siete millones. El poder borra a los descalzos. No cuentan ni para las estadísticas. ¿Y el paro juvenil? Se acerca al 54%. Eso es. El 54%, que se dice rápido. Hay más.