El fracaso del ministerio de Igualdad

Lo que hace falta para erradicar la violencia contra las mujeres es más medios y menos propaganda

Diciembre ha sido un mes negro en el balance de los casos de violencia contra la mujer. Cuarenta y ocho víctimas en un año de las que diez se han registrado en los últimos treinta días. Y otras cuatro pendientes de confirmación. A pesar de la Ley de Protección Integral, pionera en Europa, a pesar del Pacto de Estado ratificado en 2017. A pesar de los casi 500 juzgados de violencia sobre la mujer. Han saltado las alarmas en el gobierno de la Moncloa cuya reacción ha desvelado la impotencia de quienes no encuentran la salida de este laberinto infernal.

Si la mitad de las asesinadas habían denunciado a sus agresores, resulta evidente que no está funcionando la prevención de la detección de la violencia. Sólo cuatro de las asesinadas este año tenían medidas de protección en vigor. Así es que, lo que hace falta para erradicar esta lacra son más recursos y menos propaganda. Y coordinación entre las diferentes instituciones. Menos golpes de pecho como los que escenificó el ministro Grande Marlaska y más eficacia.

Confiar en que sólo una ley puede atajar el problema es creer en la felicidad por decreto. Puede ayudar, sin duda, pero la prevención, la educación y el endurecimiento penal son las armas más eficaces para combatir esta lacra. Psicólogas especializadas insisten en que las mujeres víctimas se autoengañan pensando que sus agresores no les van a hacer daño. Y que las campañas de concienciación no son eficaces porque los agresores ya tienen su malformación desde bastante jóvenes.

De ahí la importancia de cuidar la educación, la fase de la formación de los chavales. Que el 18% de los chicos entre los 15 y 29 años y el 12,7% de las chicas consideren “normal” controlar el móvil de las parejas, no es normal. Que se lo tomen como un acto de amor cuando es una actitud de control que responde a un sentimiento de posesión, es muy revelador y resulta preocupante. Son datos del Barómetro Juventud y Género elaborado por el Centro Reina Sofía.

Confiar en que sólo una ley puede atajar el problema es creer en la felicidad por decreto

Un ministerio como el de Igualdad, que despilfarra dinero en sus campañas ideológicas, debería, al menos, reconocer su ineficacia. La nueva ley del “sólo sí es sí” está resultando un fiasco. Si la ministra Montero no es capaz de corregirlo, el gobierno debería remediarlo. No es normal que más de un centenar de delincuentes sexuales se vean beneficiados por las rebajas de las penas y más de una decena hayan sido excarcelados antes de hora.

El goteo de rebajas es constante por la nueva norma de la ministra Montero que se muestra incapaz de reconocer el craso error de su ley ideológica. Sánchez se mantiene a la espera de la pronunciación del Tribunal Supremo aunque el Alto Tribunal ya ha ido marcando la vía con sus tres sentencias en las que establece que los condenados deben beneficiarse de las penas si pueden ser menores. Si los jueces no aplicasen la norma, estarían prevaricando.

La nueva ley del “sólo sí es sí” está resultando un fiasco

El cúmulo de errores es tan notorio que las discrepancias en el seno del gobierno han estallado por los cuatro costados. Los de Podemos culpando a los ministerios del PSOE y Margarita Robles lanzando dardos al ministerio de igualdad. Un espectáculo deplorable en el que dejan al descubierto la instrumentalización de la tragedia echándose en cara la asunción de responsabilidades.

Margarita Robles culpó a la ministra de Podemos de la situación caótica que estamos viviendo en la lucha contra la violencia de las mujeres pero tuvo que rectificar al cabo de unas horas. Se ignora si quién la llamó para ponerle firme fue el mismo ministro que conminó al presidente aragonés, Lambán, a desdecirse cuando criticó a Pedro Sánchez.

La ministra de Igualdad, Irene Montero. EFE/ Chema Moya

El caso es que la ministra se vio obligada a corregirse a sí misma. Y en un vídeo posterior, digno de la escuela norcoreana más ortodoxa, retiró sus críticas a Irene Montero para poner énfasis en lo unidas que estaban todas las ministras de la Moncloa en la causa contra la violencia de la mujer. Pero las palabras no se las lleva el viento. Quedan grabadas. Y su mensaje crítico contra Irene Montero puso negro sobre blanco sus reparos frente a la incompetencia de la ministra de Igualdad.

Una ministra que debía de haber dimitido hace tiempo por su ineficacia en la gestión. Cabe recordar que esta ministra, hace tan sólo un par de semanas, acusó al PP de “promover la cultura de la violación”. Qué estaría diciendo, con este trágico balance de mujeres asesinadas, si ella estuviera en la oposición y estuviera gobernando Feijóo. El aumento de los crímenes machistas debería alertar a nuestros gobernantes. No valen los lamentos. Marlaska y Montero deberán dar explicaciones en el Congreso. No les valdrá su propaganda contra el PP. En este caso, no.