El formato digital de las personas
No se puede ser un poco bueno o un poco malo, pero puede haber personas malas travestidas y camufladas de buenas personas
¿Qué duda cabe de que la era digital ha transformado nuestras vidas profundamente? Parece mentira que el uso del número 1 y el número 0 pudiera haber dado tanto juego, y lo que le queda.
Hoy en día, por encima de cualquier lengua, país o raza, el lenguaje binario está por todas partes, nos acompaña en cada una de las cosas que hacemos en nuestro día a día. Cuando vamos al cajero, usando nuestro smartphone, cuando subimos a un autobús….
Bit a bit venimos construyendo la sociedad del futuro que nos llevará a algo mejor
Todos los complejos alfabetos del mundo representados por unos y ceros circulando por nuestro entorno vital a la velocidad de 300.000 kilómetros por segundo.
Bit a bit venimos construyendo la sociedad del presente y del futuro que nos llevará seguramente a algo mucho mejor, o por lo menos eso creo yo.
A pesar de la tan temida brecha digital, el hombre se ha adaptado bastante bien a la era binaria con la inestimable ayuda de científicos, ingenieros y desarrolladores que se esfuerzan en hacer interfaces hombre-máquina cada día más sencillos e intuitivos dentro de su complejidad.
Voy a trasladar el concepto binario a las personas: solamente existen personas buenas y personas malas
Pero por una vez no voy a hablar de tecnología, simplemente voy a emplearla para hacer una analogía y trasladar el concepto binario a las personas, aún a sabiendas de que lo que voy a decir seguramente acarreará controversias.
Creo que en el mundo solamente hay dos tipos de personas, existen personas buenas y luego están las personas malas, que las hay.
En mi opinión no se puede ser un poco bueno o un poco malo, lo que sí es cierto es que puede haber personas malas travestidas y camufladas de buenas personas, y también existen personas buenas equivocadas.
Para explicar esto nos viene de fábula y nunca mejor dicho, la fábula del escorpión y la tortuga, donde el escorpión convencía a la tortuga para que lo ayudara a cruzar el río ante las dudas evidentes de esta y el escorpión le picaba cuando ya había conseguido su objetivo este le contestó que picar iba en su condición, en su ADN, en su naturaleza.
La persona mala lleva su maldad en su genética y difícilmente puede separarse de ella.
Recuerdo hace ya bastantes años tuve la desgracia de comprobar el sabor de la maldad en mis propias carnes. La definición exacta de ese tipo de personajes me la dio otra persona de mi entorno que dijo utilizando otros adjetivos calificativos más groseros: “No sé si es una buena persona con ramalazos de gánster o un gánster con ramalazos de buena persona”. Resultó definitivamente que la definición correcta era la segunda.