El fin de la abundancia (para los autónomos)
El sistema de cotización de los autónomos es un paso decisivo hacia el empobrecimiento y eliminación de un colectivo de 3,4 millones de personas
El Presidente de la República francesa, Emmanuel Macron, ha decretado “el fin de la abundancia”. Para mucha gente es finiquitar algo a lo que nunca han llegado. Para alguien como Macron, que antes de presidente trabajo en Rothschild, hablar de abundancia es más fácil que para el 18% de los europeos, en España 10 millones de personas, que están en riesgo de pobreza. Para esos millones de personas la abundancia nunca fue tal.
La frase de Macron no es algo menor, es una declaración política de gran calado. La reciente campaña electoral francesa fue una batalla entre Le Pen, quien defendía lo que ahora Macron afirma, y el candidato a la reelección, que tachaba de catastrofista a la aspirante. Reconociendo que hemos llegado “al fin de la abundancia” hay, por tanto, algo de fraude al electorado francés.
Reagan decía que lo peor que te podía suceder es que alguien llamara a tu puerta y dijera “Hola, soy del gobierno y estoy aquí para ayudarte”, ahora la cosa es peor. Macron viene a decirnos: “Hola, soy del gobierno, sigue pagando impuesto y no haré nada por ti”.
Macron va por delante de Sánchez, nuestro presidente sigue en un estadio anterior al nuevo planteamiento macronista. Para el presidente del gobierno español, como temía Reagan, el gobierno aún está en condiciones de resolver cualquier cosa que la gente necesite. Es una idea tan irrisoria como equivocada.
El concepto “fin de la abundancia” tiene su plasmación concreta en muchas decisiones políticas. En España, sin ir más lejos, el jueves se aprobó una reforma en el sistema de cotización de los autónomos que es un paso decisivo hacia el empobrecimiento y eliminación de un colectivo de 3,4 millones de personas clave en la generación de empleo de nuestro país, dado que todo propietario de una sociedad limitada en España es autónomo y las PYMES generan 16,2 millones de empleos. Un 80% del total de trabajadores de nuestro país dependen, pues, de un autónomo.
El sistema aprobado en el Congreso, con el incomprensible apoyo del PP, es el resultado de negociaciones durante meses entre asociaciones de autónomos y el gobierno, en el que el objetivo de unos era no tocar nada y el de los otros meter la mano en el bolsillo a los autónomos. Han ganado, por goleada, los segundos.
Tras una primera propuesta, el Gobierno ha accedido a que el saqueo sea progresivo y con el fin de que las asociaciones firmaran el acuerdo, se ha pactado un periodo transitorio, durante dos años, que luego se revisará, obviamente al alza, porque los gobiernos nunca tienen suficiente.
Los autónomos no pagaran menos
Los medios de comunicación han centrado sus titulares en destacar que la mayoría de autónomos a partir de 2023 pagarán menos, lo cual es simplemente mentira. El cambio fundamental supone quitar a los autónomos la libertad de decidir cuanto quieren cotizar y poder decir si su dinero va a cotizaciones o se invierte en su negocio, en contratar gente, ahorrar o simplemente en lo que les dé la gana, que para eso es su dinero. Una vez los presuntos representantes de los autónomos han cedido en lo fundamental: pasar a pagar por ingresos y no poder elegir la cantidad de cotización, lo que se paga no es lo de menos, pero no es lo principal.
La lectura con detalle del acuerdo es terrible. Por ejemplo, hasta ahora un autónomo, al igual que un trabajador del régimen general, si sus ingresos no superaban los 14.000 euros anuales no debía hacer declaración de renta, a partir de ahora, solo por darse de alta un mes, deberá realizar la declaración. Asimismo, el acuerdo limita a un 7% la cantidad desgravable por inversión. El gobierno se mete hasta la cocina de la vida de un autónomo y decide cuanto podemos invertir en nuestro propio negocio ¡Por encima de esa cantidad para el gobierno un autónomo no es un emprendedor sino un defraudador!
La tarifa plana de un autónomo que comience su actividad crece un 33% pasando de 60 a 80 euros y un autónomo que genere pocos ingresos, por ejemplo 650 euros al mes, deberá pagar una cotización del 34,6%, dado que la cuota mínima es de 230 euros. Le quedan para vivir 420 € ¡Eso si es el fin de la abundancia!
En julio, según datos del ministerio de la Seguridad social, se dieron de baja del sistema de autónomos 350 personas al día. El nuevo sistema, que entrará en vigor en enero de 2023, al pasar a calcularse por ingresos, no solo quita libertad, se convierte en una nueva carga administrativa para el autónomo con la que perderá tiempo y dinero, dado que las gestorías, como es lógico, cobraran por un trabajo que hasta ahora no hacían debido a que la cuota se automatizaba y no había ningún trámite más a hacer. Al pasarse a un cálculo por ingresos, el resultado será un incremento de bajas de autónomos y un crecimiento de la economía sumergida.
La amplia mayoría de los autónomos nunca vivieron en la abundancia, pero para nosotros, tras lo aprobado el jueves en el Congreso, el anuncio de Macron es un augurio, una alusión directa.