El falso mito de la sobrecualificación

 

Según un estudio de eurostat de 2008, pero que ha aparecido recientemente, España tiene una «sobrecualificación» del 31%, mientras la media europea se sitúa en el 19%. ¿Qué quiere decir esto? Pues, si lo leemos al pie de la letra quiere decir que una tercera parte de los españoles que trabajan lo hacen en un trabajo inferior a su nivel de preparación (académica).

La mayoría de esta sobrecualificación se la llevan los jóvenes. Que además de sufrir más paro que los adultos, tienen trabajos por debajo del nivel de su formación (cuando trabajan) pero a medida que van cogiendo experiencia logran trabajos más de acuerdo con su calificación, según demuestra un estudio de Bancaja.

Ante esta situación, los formadores y los políticos ha puesto el grito en el cielo: «El mercado de trabajo no es capaz de absorber la sociedad mejor preparada de la historia» y a su vez las empresas contraatacan: «Los centros de enseñanza forman profesionales inadecuados para las empresas».

¿Mi explicación? Que estos desajustes son mayoritariamente transitorios, y forman parte de la formación del titulado y que cada vez que hay una crisis sale el tema de la sobrecualificación. En el año 1994, justo en medio de la recesión post-olímpica y con un 24% de paro, Renault hacía un anuncio sobre los JASP (Jóvenes Aunque Sobradament Preparados) que quería poner de manifiesto un sentimiento similar.

Con todos los respetos, este estudio sufre algunos defectos. Primero se basa en una apreciación subjetiva del trabajador, porque es él quien contesta si está «sobrecualificado» (*), y después se basa en una premisa simplista: Si tú tienes un título académico, automáticamente sirves para hacer determinados trabajos.

Pues bien, esto es así… en teoría. En la práctica, cuando una persona accede al mercado laboral, necesita una cierta experiencia para conocer: en primer lugar los compañeros, la cultura de empresa, el que se espera de él/ella, etc… Además de esto, por muchos conocimientos que se tengan, necesita aprender a aplicarlos. Esto los médicos lo saben muy bien y por eso tienen 4 años de práctica (MIR) antes de obtener el título de una especialidad.

En tercer lugar, las habilidades que son útiles en el mundo académico (buena caligrafía, memoria, redacción escrita,) no siempre son útiles en un puesto de trabajo, por lo tanto, el «sobrecualificado» necesita pasar por este segundo proceso de aprendizaje que el estudio no menciona. Cuanto más preparada (académicamente) está una persona, más rápidamente y mejor supera las tres etapas de este segundo aprendizaje. Pero la preparación académica no es ninguna garantía, sino un mínimo, un filtro que sirve a las empresas e instituciones para poner un límite.

Todos los que hemos trabajado con un equipo conocemos personas con inmejorables conocimientos técnicos, algunos de ellos con títulos académicos que rinden mucho menos que otros sin tanta sabiduria ni «titulitis». Todos conocemos el caso de algún amigo muy inteligente y preparado que no ha tenido ningún trabajo en el que haya estado más de un año seguido. Alguna otra cosa debe ser lo que falla.

Otra causa de este gap es la diferente evolución temporal del mercado de trabajo a nivel cualitativo y cuantitativo. Cuantitativamente, por ejemplo, volviendo al caso de los médicos. Para formar un médico con especialidad de pediatría hacen falta unos 10 años: seis de carrera, más cuatro de MIR. Por lo tanto, si hoy creamos 100 nuevas plazas para estudiantes de medicina de primero, en el año 2022 tendremos unos 50 médicos. En cambio, el mercado de trabajo va mucho más rápido. Hace sólo dos años faltaban pediatras, los hospitales y los centros de salud demandaban muchos pediatras (por la subida de la población infantil) y la solución fue abrir las puertas a médicos extranjeros (básicamente sudamericanos). Dos años después, con la misma población infantil, ya no se contratan pediatras (ni médicos) en ninguna parte.

Cualitativamente el ejemplo es otro. En el año 2003, cuando fui a estudiar en Estados Unidos no existían Linkedin, ni Facebook, ni Twitter, y hoy 9 años después, tengo empleada una persona como «Comunity Manager» que se ocupa de gestionar la comunicación de estas redes sociales. Por eso es cada vez más importante la formación continua.

La próxima semana, hablaré del Bicing, un servicio que cuesta unos cuántos millones de euros y que utilizan un centenar de millar de personas.

NOTA(*): Otros estudios basados en datos objetivos (años de formación del puesto de trabajo versus años de formación de la persona) muestran sobrecualificaciones del 17%, (página 5), o el mismo estudio de la AQU dan datos de sobrecualificación muy inferiores (13%).