El eterno emprendedor
Los días largos acostumbran a tener noches largas. Una vez duermen los niños, medio tumbado en el sofá, televisor encendido con gritos tertulianos de fondo y, como no, un vaso con ginebra Hendrick’s mezclada con Nordic, donde sobreviven flotando unos hielos compactos. Todo sirve de punto de inflexión para reflexionar sobre algunas de las últimas noticias leídas durante la semana.
Uno que ya ha visto de todo, o casi de todo, en la vida sigue sorprendiéndose con algunas cosas. Ahora que se ha puesto de moda emprender. Ahora que cualquiera puede ser emprendedor. Ahora que nos gritan a la oreja que emprendamos. Ahora, me sorprende ver cómo ser emprendedor se ha convertido para algunos no en un momento de su vida inicial, sino en una forma de vida. En este país hay emprendedores que se llaman así mismo emprendedores durante 10, 15 y hasta 20 años.
Inocentemente, ya saben mi estilo con gin tonic en mano, me pregunto: ¿es lógico ser emprendedor sólo 10 años? ¿Qué el fin de emprender no es crear algo? Mejor o peor, pero crear algo. Me viene a la cabeza comparar emprendedores americanos, como los fundadores de Google, o cualquier gran empresa, y busco su parangón en España.
La verdad leo listas de emprendedores en España, esas que algún periodista que se dice informado dibuja, y veo más parlanchines, recaudadores de dinero ajeno que verdaderos emprendedores. Pocos han creado algo mayor que el pakistaní de la esquina.
Recuerdo hace 15 años cuando nos dieron el Premio a la Mejor Empresa de Internet en España por parte del Grupo Recoletos que vinieron unos chicos de traje en mano y talonario presente.
Me comentaron que de todas las empresas presentadas la única que vendía era la nuestra. El resto dedicaban su tiempo a buscar inversores. En esos tiempos me invitaron a un par de eventos en Madrid, de esos que te pagan el billete y hotel y pensé ¡qué leches voy a explicar a alguien que empieza si yo aún estoy descubriendo que es emprender!. Supongo, además, que nunca he tenido tiempo de prepararme grandes discursos, por lo que debía ser el tipo más aburrido de la fiesta.
Es curioso, pero alguno de los que fantaseaban pidiendo dinero siguen haciendo lo mismo años después. Y lo más curioso es que cuando han conseguido la confianza de inversores, y en algún caso bien conocidos, siguen pidiendo y pidiendo para hacer algo que podríamos llamar la pelota del emprendedor. Perdón, rondas de financiación.
Pero la burbuja tambien ha llegado a ellos, y más de uno ha visto ya cerrado alguno de sus negocios y malvive con el resto. Eso sí, estos eternos emprendedores son los que explican a las nuevas generaciones qué es emprender.
Realmente somos un país que es la leche. Aquí criticamos al político que lleva 20 años haciendo lo mismo porque no tiene donde caerse muerto, y alabamos a un supuesto emprendedor que lleva 10 años supongo buscando aún qué leches emprender. Y, mientras, pispando dinero de incautos para poder vivir a su aire. Y eso algunos lo venden como ejemplo. Algunos aún no han entendido que emprender, con dinero o sin dinero, es crear algo, no pedir algo.
Cuando leo que unos emprendedores y otros emprendedores históricos juntan sus emprendimientos para aun ser más emprendedores (eso sí, ¡intercambiando acciones!, que la liquidez no es el fuerte de estos días) pienso…y ¿han pensado alguna vez en facturar? Fíjense que cuando uno de estos sale en prensa nunca habla de la facturación presente, sólo de fantásticas futuras.
Creen encima que esos números no interesan al gran público. Recuerden, ¿cuántas empresas, o más pijillo start ups, de esos emprendedores tan reconocidos publican sus cifras? Mírenlo y compruebenlo ustedes mismos. Y para variar ahí se equivocan de nuevo.
Un emprendedor quizás son ideas, pero un profesional son números. Y un emprendedor no dura toda la vida, un buen profesional, sí. Yo siempre recomendaría a los medios que sólo publicaran cuando el “noticiable” diera cifras reales y contrastables. El problema es que muchos de los que ahora chupan medios desaparecerían ipso facto.
Les confieso que si vieran algunos números de estos grandes emprendedores del país a más de uno se le caería la cara de vergüenza. Como detalle alguno ha “facturado” más por lo que dice que ha pedido y “dice” que le han dado (eso será otro día) que por lo “vendido” en estos años.
Y dirán, más tonto el que invierte. ¡No se equivoque lector!, apoyar al supuesto emprendedor es un negocio mediático mayor que apoyar al profesional. Al final a estos emprendedores eternos deberíamos llamarles artistas, porque la verdad actúan durante años siempre haciendo el mismo papel. Una lástima que algunas instituciones también los usen de ejemplo. Y una lástima que sean vendidos como ejemplo, un ejemplo de todo menos de emprender.