El escote
Cuenta Anna Grau que la joven líder socialista Beatriz Talegón fue a Fort Apache para que la entrevistaran y le mandaron taparse. Le dijeron que tenía que ponerse un imperdible en el escote y cubrirse los brazos por exigencia del patrocinador, Irán. Ella, por Twitter ha replicado que una mitad es verdad y la otra mentira, pero que lo del escote es cierto. No sé qué parte es mentira pero me consta que lo de cubrirse los brazos es una exigencia habitual porque a una amiga mía le sucedió lo mismo.
Recuerdo que cuando me lo contó me quedé realmente sorprendida. Por una parte, me parecía increíble que los revolucionarios de Podemos fueran capaces de imponer órdenes tan reaccionarias y sumisas con el poder de Irán. Y, por otra, me resultaba todavía más difícil creer que las mujeres se sometieran a semejantes dictados y no lo denunciaran públicamente. ¿Todavía estamos así?
Muchas mujeres (y también hombres) han luchado en este país para que pudiéramos tener igualdad de derechos. Bueno, como mínimo sobre el papel, que después aparecen los datos de las brechas salariales y se nos cae el alma a los pies. Por no hablar del tema de la conciliación familiar… Pero de ahí a que a estas alturas una mujer no pueda enseñar los brazos o lucir el escote que le venga en gana, resulta realmente inaceptable.
No podemos, de ninguna de las maneras, renunciar a lo conquistado y eso incluye, por supuesto, a cualquier mujer que viva en nuestro país, sea cual sea su origen. En Cataluña, por ejemplo, una maestra denunció que una alumna musulmana no podía hacer natación en el colegio porque sus padres no querían. Sin embargo, habían matriculado a su hermano en dicha actividad.
La noticia saltó, muy discretamente, a los medios y la consejera de Educación, Irene Rigau, explicó poco después que el tema se había solucionado como se tiene que solucionar en estos casos: con mediación. ¿Esto quiere decir que la alumna pudo, al fin, disfrutar de esta actividad como el resto de sus compañeros? No, ni mucho menos. La natación pasó a «no ser lectiva» y Santas Pascuas. ¿Dónde está la mediación? ¿Cambió en algo la actitud machista y retrógrada de los padres? No. Eso sí, Irene Rigau, al igual que tantos sindicatos del ramo, se llenan la boca con lo de «escuela no segregadora». Pues menos mal…
España vivió durante cuarenta años bajo el nacionalcatolicismo y creo que fueron los suficientes como para desear una neta separación entre el Estado y la religión, sea cual sea. Debemos avanzar hacia un país laico en el que tengan cabida todas las religiones pero deben quedar en el ámbito de lo estrictamente privado así que no parece de recibo que en la época en la que vivimos una niña no pueda recibir clases de natación o las mujeres deban cubrirse los brazos o el escote porque unos hombres lo decidan por ellas.
Al margen de esto, resulta inquietante que los líderes del partido que dice querer acabar con el régimen democrático fruto de la transición y que nos anuncian la buena nueva de un país de luz y de color, no tengan ningún empacho en mandar taparse a las mujeres que acuden a La Tuerka porque así lo desean sus patrocinadores. ¿Es más importante ese dinero que los derechos de las mujeres? ¿El fin justifica los medios? ¿Qué clase de país nos ofrecen si llegan al poder? ¿Nos mandarán ir menos ligeritas de ropa si hacen negocios con países en los que el cuerpo de la mujer es considerado pecaminoso? Y las mujeres de Podemos, ¿no tienen nada que decir al respecto?
Porque luego, eso sí, todos dirán que son muy feministas y estarán con el «compañeros y compañeras». Incluso es posible que hablen siempre en femenino como se estilaba en el 15M o como también podría hacer perfectamente David Fernández, diputado de la CUP, que justificó su criticado abrazo a Mas porque «venimos del feminismo». Mira que yo he estudiado el feminismo y jamás he leído ni una palabra que sirva para sostener semejante afirmación. Debe de ser que tanto lucir escote se me escapan las ideas por ahí.