El Dragón se eleva

Como bien decía Kissinger, el dragón baila y es maestro de la estrategia más sutil e indirecta. Dada la diferencia de primer orden estratégico y filosófico entre oriente y occidente, es entendible que los mercados hayan aprovechado el pánico creado por ellos mismos para hacer su agosto. Desde el cielo, los generales y grandes maestros de estrategia, Sun-Tsu y Eisenhower, se estarán riendo.

Desde estas líneas se augura que el dragón no solo trascenderá el orden nacional hacia un modelo económico de servicios y elevación del consumo privado, sino que, más aun, desde el siempre luminoso y presente ingenio chino surgirán inventos y tecnologías que mejorarán el nivel de vida a nivel global.

La ética de trabajo y la dedicación que nunca ha fallado, unida a más de tres mil años de experiencia política y administrativa, auguran un muy buen porvenir.

Los juegos de divisas recientes no son más que un brazo de una estrategia global de reformas estructurales de transición masiva y cualitativa. Como ha declarado esta semana Li Kegiang, el premier chino, la economía de la potencia oriental es resistente a choques. Es natural e inevitable la moderación del crecimiento económico cuando se están implementando reformas fundamentales y estructurales. Visto de esta manera, la devaluación del yuan es una obra maestra.

La reciente devaluación monetaria es una jugada estratégica de soporte al cambio estructural y un comodín anti choque, al acelerar el flujo de exportaciones a la vez que promueve el consumo interno. La transición hacia un mercado de servicios debería de ser motivo de profunda inquietud tanto para el otro gigante oriental, la India, como para el águila estadounidense, quienes encontrarán en el ingenio oriental un formidable competidor en el mercado de servicios.

Aun con la aparente fuga de capitales, en gran parte generada por la obvia propaganda de pánico creada por los beneficiarios de esas mismas fugas —Wall Street y Londres— la primera potencia económica oriental no ha sido destronada. Todo lo contrario. Y tal como ha sido elogiado por los ministros de finanzas en la reciente reunión del los G-20 en Ankara, las nuevas políticas económicas chinas son una versión valiente y visionaria de un estado milenario.

De esta transición histórica también surgirán otros ganadores a nivel mundial, sobre todo estados que estén listos y dispuestos a tomar el relevo a nivel industrial. Para Europa, ahora se abren puertas doradas para amplificar su propia industria y, si tienen la visión suficiente, amplificar las exportaciones y la influencia geopolítica.

Felizmente, aunque los dragones echen fuego, en el fondo son animales de fantasía. Chapeau, Pekín.

 — Rosy Milene Meza es abogada y doctora en jurisprudencia estadounidense.