El dilema de Podemos y del PSOE

Parece que los asesores del Partido Popular trabajan con el objetivo de alcanzar un 35% de los votos en las generales. Es, según su criterio, el nivel con el que podrían gobernar «en minoría cualificada», como ya hizo en su día la UCD de Adolfo Suárez. Las encuestas le da ahora el 27 ó 28%, por lo que su objetivo sería rescatar esos siete u ocho puntos que le faltan.

Un relevo en el poder sólo parece viable con el entendimiento entre el PSOE y Podemos. Guste o no, las encuestas son bastante contundentes. Sin perjuicio de las oscilaciones que se producirán a lo largo de este intenso año electoral, lo cierto es que ahí está Podemos. Su presencia dificulta todavía más la formación de mayorías, así es que la izquierda en su conjunto ya tendría que estar hablando –con discreción preelectoral, evidentemente– para buscar bases programáticas comunes. Si pretende gobernar, claro.

Hace unos días se generó una absurda polémica al trascender que Zapatero había cenado con Pablo Iglesias, con Bono en el papel (que le va) de celestino. Al parecer, no habia informado a Pedro Sánchez («un tal Sánchez», en el innoble lenguaje despreciativo de Paco Vázquez). La lógica política sugiere que, más allá de las formas, tienen que estarse produciendo encuentros secretos (o discretos, dirían los masones) entre comisionados de ambas fuerzas politicas de la izquierda. Porque si la tendencia continúa, ellas van a ser las que se repartan el voto progresista.

Cabe la posibilidad de que el ascenso de Ciudadanos abra un nuevo escenario. Sería, en principio, favorable para el Partido Popular, pues, en la tesitura de que ganase sin mayoría absoluta, podrían contar con un aliado potencial en esta formación emergente de matriz catalana.

Pero si las cuentan no les dan, la opción de gobierno de la izquierda pasa, básicamente por el acuerdo entre socialistas y «podemistas». El realismo y el pragmatismo tendrían que imponerse sobre resquemores, acusaciones y ajustes de cuentas. Es la opción preferida del electorado socialista, según las encuestas, pero también es cierto que una parte muy importante del electorado de Podemos no vería con buenos ojos una «entente» de estas características.

El abanico de opciones no será muy amplio. Si no hay acuerdo en la izquierda para optar al poder, alguien tendrá que asumir el marrón de dejar gobernar otra vez al PP, con sus denostadas políticas de austeridad y recortes de servicios público. Y eso sí que no lo van a entender ni las bases del PSOE ni las de Podemos. Andalucía será un gran test, sin duda.