El Día de Acción de Gracias
Hoy jueves 27 de noviembre es el día más importante del calendario norteamericano. Es el día en el que se da gracias por todo lo que ha pasado durante el año y se celebra la llegada de los peregrinos religiosos a Massachusetts en 1621.
Estados Unidos es un gran generador de inventos y progreso gracias no sólo a un feliz accidente geohistórico. La magia se encuentra en la doble semilla –a la vez practica y filosófica– que apuntala la cultura norteamericana: gratitud y amnistía.
La gratitud es fundamental porque es el reconocimiento de los activos de crecimiento y la amnistía porque permite un nuevo comienzo y la incorporación del aprendizaje a través del error, sin hacer de la culpabilidad un impedimento para el progreso. En otras palabras, los errores no son permanentes y el fracaso no es un destino.
El 20 de noviembre, el presidente Obama anunciaba una nueva iniciativa para otorgar permisos de trabajo y residencia temporal de tres años a los extranjeros con status inmigratorio irregular que sean padres de ciudadanos americanos o residentes permanentes y que cumplan con todos los requisitos.
Esto permitirá a unos cinco millones de individuos indocumentados salir de las sombras y participar en la vida legítima del país. La Administración ha utilizado sus poderes ejecutivos y ha diseñado una forma de proceder para cumplir con las promesas electorales, es decir, demócratas de una manera creativa y muy positiva.
Aunque la Constitución norteamericana establece que el poder de regular la inmigración radica en el Congreso, Obama ha utilizado una expansión de sus privilegios administrativos para ampliar el programa de Acción Diferida que estableció en junio de 2012, cuando otorgó un alivio inmigratorio temporal a los jóvenes que habían entrado desde niños a EEUU. Pese a que la Acción Diferida no es una amnistía como tal, el efecto positivo en favor del crecimiento social y económico del país es tangible.
Sin amnistía no hay crecimiento. La flexibilidad en un sistema es vital porque la severidad rígida ahorca al dinamismo. La amnistía es la fe en el progreso puesta en practica.
Otra amnistía, aunque no llamada propiamente así ni muy conocida en el exterior, es la ley de bancarrota personal de los Estados Unidos. Mediante este flexible sistema legal, las personas que estén en una situación económica extrema pueden ir a los tribunales para declararse en bancarrota bajo el capítulo 7 del Código de Bancarrotas y así desprenderse de la mayoría de las obligaciones que les es imposible afrontar. De especial importancia es la capacidad de deshacerse de las obligaciones hipotecarias.
En esos casos, la institución financiera toma posesión del bien o inmueble en cuestión, lo vende o lo mantiene en sus libros, de modo que el deudor no le debe al banco el monto del préstamo y pierde la casa al mismo tiempo. Eso seria considerado como un doble castigo, punitivo en extremo y contrario a los niveles mas básicos de justicia.
Gracias a las flexibles provisiones del Código de Bancarrotas estadounidense, millones de individuos y familias han podido salir adelante y reincorporarse como miembros productivos y solventes de la sociedad. Si Disraeli bien dijo que la justicia es la verdad en acción, entonces la amnistía es la cara flexible y compasiva de de esa verdad en acción.
El dinamismo norteamericano no es fruto de la casualidad. La gratitud ciudadana por un nuevo comienzo y la flexibilidad de las amnistías hacen que lo mejor del país pueda expresarse.
Abogada estadounidense, doctorada en jurisprudencia norteamericana