El cuento del Príncipe y el empresario
Anda Catalunya tan atrabiliaria con las cosas de la identidad que una de las anécdotas del congreso de móviles se produjo en la inauguración que realizó el príncipe de Asturias, Felipe de Borbón, del Mobile World Congress que se celebra en Barcelona estos días.
Sucedió durante el recorrido que las autoridades realizan tras abrir una feria. El séquito visita algunos estands y saluda a sus ocupantes. En uno de ellos, un joven empresario se negó a estrechar la mano del Borbón diciéndole que mientras que no se le otorgara el derecho a decidir no había nada que saludar.
Resultó curiosa (les invito a ver el vídeo) la cara del sucesor a la corona española y del presidente de la Generalitat de Catalunya, Artur Mas, que estaba justo a su lado. También destacó que tras la primera sorpresa el Príncipe se dirijiera en catalán al empresario invocando la cortesía para intentar cerrar un apretón de manos que no llegó en ningún caso.
Nada hay que decir de los antecedentes políticos del pequeño empresario porque todo el mundo posee sus ideas y creencias y el pensamiento libre es sinónimo de sociedades desarrolladas y democráticas. Pero sí quiero reparar en el aspecto del empresario, bastante más joven que la del Príncipe.
El empresario es uno de esos jóvenes catalanes que han sido perfectamente instruidos en los cuentos rosa de la infancia nacionalista. Y aquí en Catalunya, hace unos años que cuando un príncipe besa a una rana no se convierte en una guapísima joven con la que celebrará un feliz matrimonio. No, aquí la rana se transmuta en un país independiente en el que todos comeremos perdices.