Andreu Mas-Colell recibió muchos elogios cuando fue nombrado conseller. El otro día, alguien todavía me decía que se trataba de un «sabio». Pero esto fue antes del monumental lío en el que el conseller se ha metido esta semana.
El currículum académico del Dr. Mas-Colell es envidiable. Ha estudiado en la Universitat de Barcelona, de donde tuvo que huir por razones políticas hacia Valladolid; doctorado en Minessota; profesor en Berkeley; profesor en Harvard; catedrático de la UPF; coautor de un conocido Manual de Microeconomía; autor de varias investigaciones sobre el cálculo diferencial aplicado a la Teoría del Equilibrio General (de la Economía)… Aun así, ahora, no se le juzga como académico. Si no como político. Y como político, ha cometido unos cuántos errores esta semana.
El primero de todos ellos ha sido retener la parte del IRPF de la paga extra de los funcionarios sin que estos lo hayan recibido. Este dinero no se liquidará a Hacienda hasta el 20 de enero. Por lo tanto, el conseller ahora no los necesita… excepto que los quiera para otra cosa o que no los tenga. Y si no los tiene, el error es peor, porque demuestra una mala gestión de la tesorería y una carencia de previsión elemental (*).
En segundo lugar, decir una mentira para justificarlo. El conseller argumentó que, haciendo la retención dentro del 2011, evitaba que el trabajador hiciera una declaración complementaría de la renta del 2011. Una empresa en la que trabajé un tiempo, pagaba las nóminas el 10 del mes siguiente. En otra empresa, el bonus anual de los directivos se pagaba en marzo del año posterior. En ningún caso Hacienda obligó a hacer nunca una declaración complementaría a ningún trabajador, porque el que determina la inclusión de los ingresos en el ejercicio correspondiente no es la fecha de pago, sino la de devengo. Y, en cualquier caso, que la empresa informe a la hacienda estatal a través del modelo 111 (Declaración de Ingresos y Pagos por anticipado) y el modelo 190 (Resumen Anual). Esto lo sabe cualquier gestor.
El tercer error ha sido decir públicamente, sin el más mínimo sentido de la responsabilidad, que la Generalitat se veía obligada a hacer un «cierre de caja transitorio». ¿Qué quiere decir esto? ¿Que mientras todo quisqui tiene que pagar religiosamente sus impuestos la Generalitat no afloja la mosca? ¡Esta sí qué es buena! Porque mientras tanto, todos nos tenemos que rascar el bolsillo para pagar IRPF, IAE, licencia de actividades, IVA, Seguridad Social, IVTM, Vados, tasa de basuras, IBI, ITP, y, hasta hace poco, Sucesiones (¡gracias conseller!) ¡Sin atrasarnos ni un día! Esta afirmación es de una peligrosidad incalculable. Porque claro, si la Generalitat incumple sus obligaciones, ¿porqué el resto no lo podemos hacer? ¿Qué autoridad moral tiene el conseller después para hacernos pagar los impuestos? En fin, inaudito.
El cuarto error: decir a un diputado del Parlament, que «su cabeza no daba por más». Hombre conseller, ya sabemos que usted es amo de una mente privilegiada, pero no hay que despreciar a los que no tienen este don de la naturaleza. Y en sede parlamentaría, todavía menos. Las formas también son importantes.
Todas estas actuaciones evidencian que tenemos a un conseller muy sabio, con una gran experiencia en la investigación y la docencia y muy didáctico en sus magistrales explicaciones, pero le falta ser un experto en la gestión de las miserias de la tesorería (él mismo lo ha dicho) y está poco habituado a que le pongan entre la espada y la pared de tú a tú en el Parlament. Es decir, está sobrecualificado, igual que otras muchas personas en sus trabajos. Este será el tema de mi artículo de la próxima semana (es decir, ¡del año que viene!). ¡Feliz Navidad y Próspero Año Nuevo a todo el mundo! (**)
NOTA: (*) Alguien puede argumentar que el conseller tenía previsto recibir los 759 millones del Estado. De acuerdo. Pero en cualquier empresa, si el cliente principal -con un dilatado historial de impagos- no te paga, la culpa es tuya por creértelo y no tomar medidas de financiación alternativas.
(**) No a «todos».