El comercio local tiene futuro

Los resultados del 2014 han sido positivos por primera vez desde el 2007. El comercio al por menor creció un 1% en España, haciendo el subcanal pequeñas cadenas un 1,6% y el de tiendas unilocalizadas un 0,2%. En Galicia el resultado fue de empate con el 2013, pero debemos ver en este resultado la ruptura de la serie negativa de los últimos años. Se trata, sin duda, de un buen resultado en un segmento, el del comercio minorista, que pesa un 5,3% del PIB, el mayor dentro del total comercio (12% del PIB). La hostelería, por su parte, supone el 7% del PIB.

Son muchos los factores que inciden en el comportamiento de este canal de ventas. Contribuyeron al resultado positivo la buena campaña navideña, la disminución de los precios (más rebajas, más promociones) el gran incremento del turismo (más consumidores con mayor poder de compra) y el aumento de la confianza de los consumidores. Todo esto ayudó a paliar algunas de las variables más negativas que soportaron los comerciantes, como las subidas de impuestos y costes de servicios básicos, la necesidad de ofertar precios más bajos (reducción de sus márgenes), y las adaptaciones de sus negocios a cambios necesarios como el uso de nuevas tecnologías, el pago de rentas actualizadas (en muchos casos) o las modificaciones derivadas de leyes y ordenanzas municipales (sanitarias, ruidos, ornato de fachadas…).

Pero es también relevante el cambio sustancial (que llegó para quedarse) en el comportamiento de compra del consumidor. La compra menos impulsiva, más racional y ajustada a las necesidades reales y a la capacidad de compra, se consolidó. De los análisis de compra, los estudios de campo y la revisión de los tickets, se deduce: «la cesta sustituyó al carro», lo que favorece (y lo hará en mayor medida en el futuro) la compra en las tiendas cercanas, de proximidad, las incluidas en el epígrafe de unilocalizadas.

El comercio local, sumado a la hostelería tradicional, constituyen dos de los canales que presentan una relación comercial más sostenible, especialmente en las ciudades medianas o pequeñas, la inmensa mayoría de las españolas. Apostar por este tipo de comercio (junto a otras razones) es hacerlo también por fijar la población en los centros históricos y los barrios más poblados. Las ciudades que así lo hacen (Pontevedra es el caso más significativo en Galicia) no desplazan a su población a urbanizaciones alejadas que a su vez necesitan un gran número de desplazamientos en coche para acceder a centros comerciales o volver al casco histórico. Problemas residenciales, de tráfico, más espacios para aparcamientos, contaminación del aire y acústica, y mayor inversión de tiempo en hacer las compras, son evitables cuando en los centros de las ciudades y los barrios anexos, se mantiene la población residencial con todos los servicios que se necesitan a mano.

Es importante contar con un comercio local que ofrezca un servicio de alta calidad a turistas y visitantes; y que los mercados de abastos y tiendas tradicionales se continúen aprovisionando con productores locales. Mantener activos los negocios que inspiran confianza, permanentes, cercanos, amplía y complementa la oferta que proporcionan las grandes cadenas de distribución y los centros comerciales. Son una pieza clave de nuestra economía y de nuestro modo de vida.


José Picado Carballeira es consultor y profesor en la Escuela de Finanzas