El Comercio de Raimon
Se ha muerto Raimon Serret; fue ex-director general de Comercio de la Generalitat 2004-2006. Nombrado por el también fallecido Pere Esteve, yo mismo le ratifiqué para el resto de legislatura. Toda su trayectoria profesional se ha movido en este campo. Era un consultor especializado de los tres o cuatro, y quizás tiro largo, con más trayectoria en Catalunya. De clientes ha tenido de todo tipos y de todos los tamaños, pero su filosofía fue siempre partidaria del comercio de proximidad.
Era un hombre de convicciones republicanas. Un social-liberal o un liberal de izquierdas. Siempre junto a la empresa emprendedora como creadora de riqueza que debía redistribuir. Formó parte de la sectorial de Comercio de Esquerra Republicana y fue Presidente.
Con mi llegada en el Parlament y el encargo que recibí de llevar los temas económicos, tuve la suerte de colaborar con él y con otro técnico público, como Alfons Garcia, que en aquel momento trabajaba en el equipo de Esquerra en el Ayuntamiento de Barcelona. Allí desde el año 93, Rahola primero, y Portabella, después, siguieron una política de apoyo a los mercados municipales y a los ejes comerciales, que marcó una línea que acabaría influyendo en el conjunto de la política nacional.
El malestar del pequeño y mediano comercio por la implantación desordenada de grandes superficies fuera de las ciudades llevó, junto con la presión de la oposición desde el año 1997, al Gobierno de CiU a impulsar la elaboración de la Ley de equipamientos comerciales 1/1997, de 24 de marzo, y se creara el Plan territorial sectorial de equipamientos comerciales (PTSEC) como un mecanismo de planificación para ordenar el comercio. El año 2000 el Parlament de Catalunya aprobó la Ley 17/2000, de 29 de diciembre, de equipamientos comerciales que contemplaba la elaboración de un nuevo PTSEC (2001-2004) con el control del crecimiento de los establecimientos medianos alimentarios, básicamente los supermercados, y la evaluación de la concentración empresarial.
En los dos casos fue un acuerdo CiU-ERC el que dinamizó todas las votaciones. Al llegar el Gobierno de izquierda nacional a finales de 2003, se encontró con la amenaza inminente de la aplicación del decreto de Rato sobre liberalización total de horarios comerciales que ponía en riesgo el modelo propio. De la mano de Raimon, ya Director General, recorrimos por invasión de competencias y elaboramos una ley propia de horarios en Catalunya que se aprobaba el diciembre de 2004. Cómo decía en el prólogo “Esta Ley quiere preservar el modelo comercial catalán (…) El comercio urbano de proximidad ejerce una función social muy importante. Por un lado, es un elemento esencial en la configuración del territorio y la vertebración de los pueblos, las ciudades y los barrios de Catalunya, y los hace más convivenciales y seguros. De la otra, garantiza el abastecimiento de las personas que, por edad u otras circunstancias, tienen dificultades de movilidad. En este sentido, el comercio urbano constituye uno de los máximos exponentes de nuestro estilo de vida y de nuestro modelo de ciudad mediterránea».
Pero la gran patronal de las grandes superficies presidida por Millán Astray y de la mano del eurodiputado Vidal Quadras impugnó ante Europa las normativas catalanas. Y me encontré junto con Raimon haciendo viajes a Bruselas para convencer que las directivas de comercio ultraliberales chocaban de pleno con las directivas ambientales y sociales de la misma UE. Cuestión que los altos funcionarios nos reconocieron; así como la calidad y singularidad del informe catalán. Mientras estábamos en litigio, Raimon y su equipo preparaban un cambio legal que evitara la pega que ponía la UE: no se podía proteger en función del volumen de la empresa. Entonces se aprobó en diciembre del año 2005, la nueva ley de los equipamientos comerciales en Catalunya, basando las restricciones en razones sociales, ambientales y urbanísticas.
Se definió un modelo de urbanismo comercial inspirado en los principios de complejidad y cohesión social y que se tradujo en la propuesta de que las grandes superficies comerciales se ubicaran dentro de las tramas urbanas consolidadas de las capitales de comarca, de los municipios con una población superior a los 25.000 habitantes o asimilables por razón de flujos turísticos, con el objetivo de reducir al máximo los desplazamientos que había que hacer para comprar. Las excepciones a la ubicación dentro de la trama urbana consolidada afectaron a las actividades relacionadas con la venta de automóviles, de maquinaria, de material de la construcción, de artículos de saneamiento, de ferretería y de bricolaje y también los centros de jardinería con una superficie superior a los 2.500 m2. La ley también estableció que los grandes establecimientos comerciales ubicados fuera de las tramas urbanas consolidadas no podrían ser objeto de nuevas ampliaciones.
Al margen del ámbito de comercio, Serret tuvo a su cargo el relanzamiento del sector artesanal con la creación de Artesanía de Catalunya, con un fichaje clave para el inicio en la persona de Gemma Amat, hoy directora de la Escuela Massana. Impulsó la última etapa del COPCA con Jordi Serret al frente, antes de la fusión con el CIDEM. Y dio cobertura al cambio del modelo de pasarelas y ferias de moda y puso en marcha el portal Gastroteca, de distribución de producto agroalimentario de proximidad.
El episodio de la aprobación del Estatuto recortado y la oposición de ERC, comportó la expulsión de este partido del Gobierno y, por lo tanto, también la de Raimon. Su tarea fue continuada por un nuevo equipo de continuidad en la legislatura 2006-2010, de la que ahora no toca hablar.
Al salir del Gobierno, sin ningún tipo de privilegio como los que suelen utilizar algunos ex- altos cargos de los grandes partidos, que al marchar de la política se enchufan en la dirección de las grandes empresas oligopólicas, Raimon volvió a picar piedra como consultor, por el comercio de siempre. Y ha muerto trabajando.
Hombre discreto, enemigo de protagonismos. Un punto burlón y de la broma. Con un relato continuo, que a veces se liaba. Pero al pie del cañón profesional. Siempre decía que su objetivo era ir a dormir tranquilo y explicaba que lo conseguía siempre, aunque el día hubiera estado lleno de tensiones. Lo decía porque era un hombre honesto y que sabía relativizar los problemas. Duerme tranquilo, Raimon. El comercio catalán de proximidad te tiene en la memoria.