El boomerang
En este país se ha olvidado que lo más esencial de la política es lo que les pasa a los ciudadanos, no lo que les ocurre a los políticos
Y la gente se hartó. Salieron a la calle médicos, investigadores, docentes universitarios, enfermeros, asistentes sociales, estudiantes, bomberos…
Todos a por lo suyo, que con el invento de la república non nata y el cuartel de invierno de Waterloo nadie pensó en ellos, en lo que se les debe salarialmente, en lo que precisan para hacer bien su trabajo y en que la verdadera política tiene como objetivo cuidar del bienestar de los ciudadanos.
Los independentistas llevan instaurados en el gobierno catalán más de 40 años
Los independentistas, que han copado el gobierno catalán merced al sistema electoral (de 1977, ¡manda huevos!) que no a los votos emitidos en elecciones plenamente democráticas, se quedaron peripatéticos.
“¿Cómo puede ser que ‘els nostres’ se manifiesten contra nosotros si les estamos implementando la república?”, se dijeron.
El vicario general de Cataluña, un tal Quim Torra, preguntó al personal de servicio de la Casa del Canonges si el vetusto edificio albergaba unas ‘golfes’ (desván), y allí se instaló, por si acaso, sin dar la cara, que es lo que hacen los chulearadores cobardes.
Quien defiende a Quim Torra es el antiguo director de Rac 1, Eduard Pujol
De protegerlo, puertas afuera, se encargó Eduard Pujol, vocero de JxCat, el grupo parlamentario tridimensional, pues alberga diputados de la extinta CDC, del PDeCAT y de la Crida, un artefacto con vocación autodestructiva. Pujol riñó a los protestantes como buen católico que es.
Les dijo que no sabían distinguir lo esencial de lo anecdótico. Para el antiguo director de la radio del conde, el buen patriota debe sacrificar sus necesidades más perentorias en beneficio de la cruzada independentista y republicana.
Quien lo dijo, percibe mensualmente 2.871,57 euros en calidad de diputado, otros 2.754,91 como portavoz adjunto, e ‘indemnizaciones’, las que sean, que no se precisan, según la web del Parlament de Catalunya.
No hay ni un solo médico en el sistema público o privado concertado que al final de mes ingrese esas cantidades. Por supuesto, tampoco en los restantes colectivos que han alzado su voz. Pujol, con sus manifestaciones a Radio 4, desnudó a su natural desnudez. No tiene ni puta idea de lo que pasa en el país.
La Cataluña real
Porque en la Cataluña real, no la prometida, pasas cosas y muy graves. Hay pensionistas que no llegan a final de mes, hay trabajadores con contratos precarios y los hay cuyo salario tampoco da para cubrir treinta días, hay pobreza de la enquistada.
También hay fuga de empresas que no cesa, hay una sanidad pública en desconstrucción, hay un sistema educativo de chiste…, pero los independentistas ‘tipo Pujol’ ni lo saben ni desean saberlo. Lo suyo es ir procreando mentiras al único objeto de sobrevivir…ellos. Una estafa social de gran y miserable calado.
En este país se ha olvidado que lo más esencial de la política es lo que les pasa a los ciudadanos, no lo que les ocurre a los políticos. Es lo que tiene el supremacismo y el etnicismo: “Yo tengo la razón; luego, vosotros a callar y a obedecer, y si no os gusta, iros”.
Les importa un carajo (y otros diez o veinte más) que la administración prestacional, construida en años, no funcione y que los ciudadanos acusen el desgobierno existente porque es lo más parecido a un psiquiátrico.
No es de extrañar que Eduard Pujol califique de “cuestión no esencial” el incremento de las listas de espera en la sanidad que pagamos todos cuantos contribuimos al tesoro público.
En arrogancia y en despecho, a los lunáticos no les gana nadie. Tampoco en sueldazos.