El bloque postconvergente se resquebraja

El Pdecat se solidifica para no partirse en dos mitades, pues la opa a ERC ha sido un fracaso

Triple cambio de cromos. Primero en el interior del Pdecat. Segundo, entre Carles Puigdemont y el que aún se supone su partido. Tercero, en la coalición independentista de gobierno.

En los tres espacios se intercambian los mismos cromos: estabilidad en Cataluña a cambio de dar la espalda al gobierno central. Lo de la estabilidad independentista parece sólido. Lo de no votar a favor de los presupuestos, ya veremos. Tiempo al tiempo.

El cambio de cromos viene propiciado por varios intereses, unos compartidos y otros cruzados. Después de los rifirrafes entre Junts per Catalunya (JPC) y ERC y en el propio interior del espacio postconvergente, los tres grupos en liza necesitaban un respiro.

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No porque falten ganas de seguirse atizando, sino para evitar la enmienda a la totalidad del segmento más radical, más activo y más anti partidos. La ANC y Waterloo exigen tensión continua.

La CUP acecha. La Crida pincha. Por eso han optado por ahorrarles el suministro de dos cucharadas simultáneas de aceite de ricino. Con una basta, de momento.

Sabido debería ser, aunque no lo parezca, que la mayoría independentista en el Parlament ya estaba perdida. No se ha roto a partir del feo sainete de la suspensión de los diputados encausados.

La mayoría independentista en el Parlament se agotó con la investidura de Torra

Se acabó después de la investidura de Quim Torra, cuando la CUP anunció que hasta ahí podíamos llegar y se negó en redondo a colaborar con el govern.

La mayoría para la retórica y el desplante sin consecuencias, siempre puede volver, porque a los Comuns también les conviene desmarcarse del bloque constitucionalista. Pero no había ni habrá mayoría operativa independentista.

La mayoría que evita la caída de Torra y nuevos comicios, se orienta hacia los Comuns e incluso puede abrirse al PSC. No queda otro remedio. Para eso, sobran diputados.

Cucharada de ricino al gaznate de los impacientes. Atención al cuarto cambio de cromos, esta vez de distinta naturaleza, entre Ada Colau y los independentistas. 

Tú me apruebas varias medidas de brillo en la recta final del mandato municipal y nosotros te apoyamos los presupuestos. No gusta a nadie pero hay que tragar.

En estas circunstancias, y atendiendo a las lógicas, si por tales pueden tomarse, de los partidos independentistas en liza, no creyeron conveniente arriesgarse a anunciar el apoyo gratuito a los presupuestos generales de Pedro Sánchez.

Los socialistas resistirán aunque los independentistas no aprueben los presupuestos

Si los socialistas fueran a caer por eso, tal vez se lo pensarían dos veces, pero como siempre queda el recurso de volver a los vigentes o prorrogar, el daño puede ser menor.

La negativa del Pdecat y ERC si no hay avances significativos en la cuestión de los presos es un tranquilizante de consumo interno. De momento, parece firme, luego ya veremos.

El presidente de la Generalitat, Quim Torra, y su vicepresidente, Pere Aragonès, durante la reunión que han mantenido este viernes en el Palau de la Generalitat

la tregua independentista

Vista la polémica entre diputados de Pdecat y ERC, los independentistas han pactado una tregua en la batalla: la negativa a Sánchez

Imaginemos, por un momento, que el Pdecat lanza en serio la candidatura de Joaquim Forn a la alcaldía de Barcelona. Torpedo a la línea de flotación política, no simbólica, que esa está blindada, de Puigdemont.

Imaginemos que, de no mediar el cambio de cromos entre las dos fracciones post convergentes, Pdecatistas y partidarios de la Crida, se llega a producir la escisión entre los diputados en Madrid.

Bombazo en la sala de máquinas. La única tregua posible es la que se ha pactado: negativa a Sánchez.

En ERC están hartos de regalar argumentos a los irreductibles. Por eso han cuitado a apuntarse a la negativa. Respiro y amago de unidad.

Total, Esquerra ha asumido unida el realismo, va por delante en los sondeos y puede permitirse el lujo de modelar su voz y sus actitudes según las circunstancias, sin que peligre la disciplina interna y el fondo del mensaje. El lío está en otra parte.

El Pdecat se rompe

A pesar del cambio de cromos, el espacio post-postconvergente se resquebraja. La opa hostil de Puigdemont a ERC que significó la Crida exigía empezar por el harakiri ejemplar del Pdecat. De ahí el sacrificio no incruento de Marta Pascal. No bastó.

El Pdecat se ha tenido que solidificar para no partirse en dos mitades. Eso ha enfriado la Crida.

Es probable que lleguen a una entente para las municipales pero la perspectiva de disolución del partido se aleja. La opa a ERC es un fracaso que se salda con más división en el campo postconvergente.

Colofón municipal. Si la candidatura de los irreductibles con Jordi Graupera al frente prospera, y no tiene visos de derrumbarse, la entente entre Puigdemont y el Pdecat hará el ridículo en Barcelona, ya que todos los votos que obtengan los irreductibles serán de menos para quienes les han abonado el terreno.

A ver si el gurú de Puigdemont, Agustí Colomines, resultará ser un submarino de ERC.

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